Yo también me equivoco

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Hoy va de errores que cometemos, como en el mensaje de hace dos semanas. Los desembolsos económicos de muchos proyectos de inversión son muy superiores a los que se estimaron que serían cuando se analizaba la inversión (piensese en la construccion del Eurotunel); muchas fusiones de empresas no generan las sinergias que se suponían iban a generar; muchos planes estratégicos no tienen en cuenta las reacciones de los competidores y luego pasa lo que pasa. Estos tres tipos de situaciones no son más que algunos ejemplos en los que los directivos cometen los mismos errores una y otra vez. ¿como es que sucede esto?.

Las empresas conocen muy bien algunos sesgos (desviaciones sistemáticas del comportamiento racional) de consumidores e inversores. Por eso saben lo bien que funciona el compre ahora y pague después, o que una tarjeta de credito sin costes durante el primer año puede facilmente crear un cliente y mantenerlo durante años.

La pregunta es ¿cómo es que las empresas son conscientes de estos sesgos de los consumidores y los saben emplear en beneficio propio y sin embargo frecuentemente  cometen los mismos errores una y otra vez cuando toman decisiones? La respuesta es sencilla. Los errores en las conducta de los clientes y consumidores son errores que cometen otros y esto es fácil de detectar. En cambio los errores en el proceso de toma de decisiones son errores que cometemos nosotros, y siempre es mucho más difícil de reconocer. Solemos ver la mota en el ojo ajeno, pero no la viga en el nuestro.

Ante una situación, la pregunta de ¿en donde me puedo estar equivocando?, es una pregunta muy saludable que puede hacer que evitemos algunas meteduras de pata.

Hasta la semana que viene. Estoy elaborando el infome con un resumen de todas las propuestas que hicísteis en el debate de hace unas semanas. Pronto os las publico.

30 COMENTARIOS

  1. Cuando iba a nacer el primer enano le dije a mi suegra que en cuanto viese que nos estábamos equivocando en algo nos lo dijese.

    Con los niños, los proyectos y la vida en general el problema no es equivocarse, que eso lo vamos a hacer seguro. El problema es darte cuenta de que te estas equivocando, y ser capaz de aprender con ello… este es el verdadero reto.

    Totalmente de acuerdo.

    • Luis, lo que hay que hacer es estar abierto a aprender de los errores como dices. Es muy difícil que las cosas siempre nos salgan bien, pero es importante que no continuemos equivocándonos una y otra vez. El contenido de este post ya me lo habías oido en clase hace unos años.
      Saludos,
      Miguel Angel

  2. He leído un libro muy interesante sobre los errores conductuales en la toma de decisiones. Se trata de «Las trampas del deseo» de Dan Ariely, gracias a experimentos reales con individuos muestra los típicos errores que podemos cometer cuando nos dejamos llevar por intuiciones, deseos, emociones o normas sociales.
    Espero que tras su lectura, pueda evitarme alguno de ellos.

    Saludos,

    • Joan Carles la intuición es buena en algunas circunstancias, pero hay que saber cuando se dan esas circunstancias y se puede seguir la intuición, y cuando no. Por eso esas recomendaciones de los errores en nuestra conducta son muy útiles, para no caer en trampas que nos auto-ponemos.
      Saludos,
      Miguel Angel

  3. En el libro «How we decide» de Jonah lehrer se relata el caso de Binger, un experto jugador de póker que siempre se está cuestionando sus decisiones.

    Binger hace de abogado del diablo frente a sus propias decisiones y se pregunta sobre el razonamiento que usa para tomarlas y para realizar sus apuestas. El éxito en el póker de Binger demuestra que la autocrítica es un punto fundamental para tomar las decisiones de la forma más eficaz posible.
    Cometeremos algunos errores por el camino, sin duda, pero en el medio/largo plazo seremos mejores decisores, lo que combinado con algo de suerte nos llevará al éxito.

    • Hacer de abogado del diablo e imaginar el peor escenario posible es una recomendación muy útil Paco. Como dices, en una decisión concreta podemos equivocarnos, pero a largo plazo nos salen mejor las cosas.
      Gracias y un abrazo,
      Miguel Angel

  4. Cada día me gusta más tu blog.
    Mira en mi negocio tengo trabajadores que son capaces de tomar las decisiones correctas continuamente, son capaces de priorizar, sacar partido a cada segundo de su tiempo etc.
    Pero tengo otros que no son capaces de hacer nada, se les amontonan los malos resultados. Hablas con ellos, les ayudas a planificar, priorizar, los sigues semana a semana y ….otra vez a lo mismo.
    Mi trabajo es la enseñanza y como bien sabes en la tutoría hablas con ellos, pero como están en ese tránsito de la adolescencia a la edad juvenil, no logras que arranquen. No logran ver sus errores.
    Sabes lo único que a veces pienso, cuando los resultados semana a semana van mal: seguir acompañándoles, no dejarles, pero no veas como cuesta.

    • Chema estás en una de las actividades profesionales más apasionantes: la educación de la gente joven. Yo cuando tenía siete años decidí que quería ser profesor, y a esto me llevo dedicando los últimos 30 años. Educar es enseñar a ejercer la libertad. Para que puedan ejercerla necesitan conocimientos por un lado. Es el contenido de las materias que se enseñan. Por otro lado hace falta formarlos en las capacidades: laboriosidad, constancia, espíritu de sacrificio, etc. Y finalmente formarles en valores. ¿De qué sirve que una persona tenga los conocimientos de como atracar una casa, tenga la constancia y paciencia suficiente para esperar al momento oportuno, si no sabe que atracar una casa es algo que no se debe hacer?. Hay que enseñarles que la honradez y la justicia son asuntos con los que no se puede jugar. Los que creemos en Dios esto lo tenemos más fácil.

      Entiendo perfectamente las dificultades que planteas. Ten paciencia, que tu trabajo es de una importancia capital, y es una de los trabajos que da mayores alegrías y gratificaciones (después de la de ser padres, de lo que tú también sabes mucho).
      Ánimo que lo debes estar haciendo muy bien.
      Saludos,
      Miguel Angel

  5. Hola Miguel Ángel,

    estoy ansioso por ver las conclusiones de las propuestas que dejamos.

    Por otro lado estas en lo cierto, hay que asumir que todos nos podemos equivocar siempre, porque somos personas, pero lo que no debemos olvidar es aprender de cada error que podamos cometer, para que en un futuro , cuando nos enfrentemos a una situación similar, no vuelva a ocurrir el mimo error.

    A su vez, hay que reca$lcar lo importante y lo económico que sale, darse cuenta de los errores con la suficiente rapidez, de tal forma que los costes del error y de oportunidad sean mínimos y permita reaccionar a tiempo.

    Un saludo, Carlos del Val.

    • Efectivamente Phoenix, equivocarnos nos vamos a equivocar. Lo importante es que aprendamos y no tropecemos dos veces en la misma piedra.
      Estoy elaborando las conclusiones del debate que iniciamos hace una semana y las están siendo interesantísimas. De esto hablaré el jueves que viene. Habrá que pensar qué hacer con esas conclusiones.
      un abrazo,
      Miguel Angel

  6. Totalmente de acuerdo. Me gustaría añadir que la situación de no ver el peligro en las decisiones propias se ve agravado si al directivo en cuestión le han ido bien las cosas en su vida profesional y con ello ha alimentado su amígdala y su sistema límbico de emociones positivas frente a los retos. Doble peligro pues bajará aún más las defensas!!
    Drucker decía que el directivo siempre tiene que preguntarse ante una decisión: «qué es lo peor que puede ocurrir?», sin duda un buen consejo. Como todo lo que decía por otra parte.
    Enhorabuena por el blog!!

  7. Hola Miguel Angel

    Cuando primero se toma la decisión y luego se busca la justificación, es lógico que se sea reacio a pensar en un «worst case scenario», y por lo tanto los porcentajes de riesgo suelen ser infravalorados. Los resultados a estas inversiones quedan allí para la estadística.

    Yo creo en lo que los ingleses llaman el «gut feeling» y por lo tanto decisiones que no tienen una explicación obvia, pero para poder llevar estas inversiones a cabo se necesita mucha libertad de acción y sobre todo de reacción; ambas se suelen perder cuando la propuesta original se ha perdido en un sinfín de ecuaciones matemáticas. Si la explicación se vuelve muy complicada mejor dejar pasar la oportunidad.

    Saludos

    Alex

    • Alex, totalmente de acuerdo que muchas veces, dada la complejidad de la situación, hay que decidir usando la intuición, el «gut feeling», pero también es cierto que a veces bajo el escudo de «hago lo que la intuición me dice» se esconden procesos defectuosos de toma de decisiones. Lo dices muy claro: dices que muchas veces primero se toma la decisión y luego se busca la justificación. Ahí está el error, pues se es reacio a pensar en el «worse case scenario». Y en él, también hay que pensar.
      Sobre la intuición he empezado a dar alguna conferencia, y en algún momento empezaré a hablar en el blog.
      Gracias,
      Miguel Angel

  8. Profesor, interesante debate, como siempre.

    Permíteme que añada un punto más de debate a todo este tema de los errores con una frase que odio profundamente: ¡Te equivocas! Ese ¡Te equivocas! guarda relación con los errores que puedas estar cometiendo, cierto, y hasta en ocasiones podría paracer que es de agradecer. Sin embargo, digo que no me gusta porque sitúa a quien la dice en una grado de superioridad tal frente al «equivocado» que para mí pierde toda validez. ¿Nos equivocamos ante quien? ¿Ante los ojos y la manera de hacer del jefe? ¿Ante un amigo que haría otra cosa distinta? ¿Qué está bien y qué mal? ¿Bajo qué paradigmas? ¿Bajo qué criterios?

    Esta frase de «te equivocas» la tenemos tan grabada, tan a flor de piel, que ha conseguido cargarse a través de los siglos miles de buenas iniciativas sólo porque el que la dice cree llevar razón. Sólo porque el que la expresa decidiría otra cosa.Sólo porque desde su privilegiado lugar de todovisionario, nos hace creer que decidimos mal porque no hacemos lo que él haría.

    Hoy nos hace falta equivocarnos mucho más, claro que sí, somos falibles; nos hace falta arriesgar, encontrar nuevos caminos, nuevas formas de hacer. Nos hacen falta más emprendedores y menos agoreros. Más iniciativa y menos cenizos. Y luego el tiempo nos dirá si tomamos una buena decisión o no.

    Un abrazo a todos.

  9. Sí, muchas veces el juzgar que otro se equivoca se hace desde un pedestal de supuesta superioridad. Además como dices, es una equivocación ¿respecto a qué?
    Muy buena puntualización Raul,
    Miguel Angel

  10. es que durante el período de crisis más agudo y más azotante la gente lo poco que tenía lo gastaba se quedaba entrampado pero les daba igual

    era la crisis o la vida ?

    Hay que vivir no desvivir aunque pase lo que pase

    Nadie estaba acostumbrado a esto a dejar de comer … no se puede pedir más lo pasado pasado está lo que ha dejado pues hay que conformarse porque no todos somos iguales pero en asunto de dinero nos igualamos

  11. […] Hay tres tipos de riesgos. El primero son los riesgos evitables. Son los riesgos que se corren por hacer las cosas mal, y por tanto se podrían evitar si se hiciesen las cosas bien. El hundimiento del Titanic supuso la materialización de un riesgo que era evitable. Si no se hubieran cometido una series de errores que se cometieron, se habría evitado el choque. Esto lo hemos documentado muy bien en el libro del Iceberg y en diversos mensajes  de este blog. […]

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