El domingo a votar

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Este domingo estamos convocados a elegir el parlamento del que saldrá un nuevo gobierno en España. Sobre los resultados de estas elecciones ya hicimos un experimento que publicamos en el mensaje de la semana pasada. Esta semana voy a hacer tres consideraciones a propósito de este evento nacional. De antemano digo que no soy fiel a ningún partido, por lo que de estas reflexiones no debe desprenderse ninguna afinidad por mi parte a ningún partido concreto.

En primer lugar, respeto a los cinco millones de españoles parados y sus respectivas familias que están sufriendo de un modo especial las consecuencias de la actual crisis económica. Dicho esto, recordar uno de los 10 principios para la buena toma de decisiones: «ten en cuenta que las decisiones tienen consecuencias«. Si la situación actual es la que es, no es por casualidad. Votemos este domingo responsablemente.

Segundo, llamar la atención de la responsabilidad que tenemos de participar  más o menos activamente en el gobierno de nuestras instituciones. Hacer algo más que ir a votar cada cuatro años. Tenemos que dejar de quejarnos y responsabilizarnos del estado de las cosas más allá de nuestro entorno más inmediato. Ánimo a los que tengáis posibilidades.

Finalmente me pregunto si no somos capaces de diseñar un sistema de gobierno algo mejor que el actual. En este sentido miro con cierta simpatía movimientos del tipo 15M. Movimiento con el que coincido en el diagnóstico de que el actual sistema de gobierno puede mejorarse, aunque difiero de él en muchos otros aspectos, principalmente sobre el modo de intentar cambiarlo. En este sentido pueden ser útiles las propuestas que hicisteis cuando propuse en este blog un plan estratégico para Epaña 2020.

Hasta el jueves que viene y a ver si la sabiduría de la muchedumbre predice bien los resultados de estas elecciones.

23 COMENTARIOS

  1. Muy de acuerdo contigo Miguel Ángel. Cuando he defendido el 15M lo he hecho desde el punto de vista de una mayor transparencia por un lado, y de una mayor participación ciudadana por otro. Es un deber, y no sólo un derecho, hacer algo más que votar cada cuatro años.

  2. En el fondo votar es también es un método de toma de decisiones en el que un grupo decide en quién confía. En teoría tendríamos que leernos los programas electorales, conocer los CVs de las personas de cada partido, de dónde han salido, cómo piensan, qué valores tienen, qué saben hacer… vamos conocer el grado de calidad humana y profesional de los gerentes. Pero la inmensa mayoría se fija y decide sólo en base a otras cosas, quizás más sutiles, quizás razones históricas o de costumbres, en tendencias de opiniones, los medios…. De allí la frase tan archi-oída, “tenemos los políticos que nos merecemos”. Quizás sea cierto. Una de las maneras de mejorar el sistema político es profesionalizarlo, al fin y al cabo son los gestores de nuestros impuestos. Como dijo un célebre personaje «la guerra es algo demasiado importante para dejarla en manos de los militares», mutatis mutandi “la cosa pública es demasiado seria para dejarla en manos de ciertos políticos”.
    ¡Buen fin de semana navegante!

    • Lo que dices es muy interesante Roger. yo tengo una primeras ideas sobre como podríamos organizarnos, lo que pasa que de momento no me atrevo a exponerlas para que no me tilden de «antidemocrático» los que me leyeran superficialmente. Además estas ideas no las tengo del todo elaboradas y hay que pensarlas mejor. Pero lo que está claro es que algo mejor que el actual modo de organizarnos debe de haber.
      Gracias y saludos,
      Miguel Angel

  3. Quizás el sistema democrático actual está algo caduco -espero que nadie me malinterprete¡¡¡¡¡¡¡-:
    Los problemas son globales, tienen soluciones a medio largo plazo, requieren de planes diseñados por gente con un perfil más técnico que político (véase los casos recientes de nuevos gobiernos en Grecia e Italia respectivamente) y sin embargo, las elecciones se celebran cada cuatro años, lo que implica que los gobiernos dediquen una parte de su esfuerzo a «medidas populistas» para intentar perpetuarse (por lo menos otros cuatro años), con lo que los problemas no son resueltos.
    Algo falla…………….por lo menos en el timming.

    • Manuel, por todas estas razones que apunta, y algunas más, pienso que hay que revisar el actual modo como nos gobernamos. En mi opinión se trata de encontrar al más competente, que no necesariamente tiene que coincidir con el más votado. Tampoco quiero que se me malonterprete, pero sería estúpido esconder la cabeza debajo del ala y decir que todo va muy bien. No va, y al movimiento 15M me remito.
      Gracias,
      Miguel Angel

  4. Tengo que «entrar al trapo» de la referencia al 15M. Calificar de «diagnóstico» la motivación del movimiento no me parece acertado. Se trata, principalmente, de un movimiento antisistema que se habría posicionado igualmente «en contra» aunque el sistema no necesitase una corrección.

    Adicionalmente, la identificación con un movimiento como el 15M (aunque sé que no era la intención de la referencia) puede dar lugar a un sinfín de malentendidos. El movimiento 15M no sólo pretende denunciar las fallas de la democracia devaluada en la que la clase política mantiene una agenda más ligada a sus propios intereses y motivaciones que a los intereses «generales», como se les llama. Por citar un punto suficientemente contundente, el 15M cuestiona el derecho de propiedad. Otro punto no menos importante, el sistema «asambleario» que plantea es, sin que sean ellos conscientes, una contradicción en término para sus planteamientos… por cuanto su aplicación extrema no es otra cosa que «el mercado» (un conjunto de individuos libres interactuando y tomando micro-decisiones autónomas). La contradicción, por supuesto, es que el mercado es lo primero que cuestiona el 15M. El 15M quiere decisiones «asamblearias» que procedan de «asamblearios» que no disientan de su «mainstream».

    No creo que el 15M estuviese de acuerdo (y aquí lo trato como un movimiento de pensamiento único) en prácticamente ninguna de las opciones que posiblemente resultarían de las interacciones libres de los individuos.

    Es una de esas muchas situaciones en las que dos viajeros pueden encontrarse. Suponer que viajan juntos o tienen el mismo destino, sin embargo, es mucho suponer.

    Quitar poder a esa clase política que detenta la capacidad de decidir por los individuos para dársela a una asamblea de pensamiento único nos dejaría en una situación probablemente peor de esta en la que nos encontramos.

    Quitar poder a la clase política para devolvérselo a los individuos es algo radicalmente diferente.

    Y la única coincidencia «de diagnóstico» es que la clase política tiene un poder excesivo y que no le corresponde.

    La crisis va bien, si la sabemos aprovechar, para empezar a «atar corto» a los políticos mediante severas restricciones presupuestarias que terminen retirando competencias al sector público que nunca tendría que haberse apropiado.

    Ese camino lleva inevitablemente a la responsabilidad individual. Como bien señalas, ésta empieza con el voto responsable. Esperemos que las necesarias reformas permitan que una mayor cuota de responsabilidad recaiga en los individuos.

    Un abrazo.

    • Carlos,

      Se puede criticar las propuestas del llamado 15M, en concreto las propuestas de la asamblea de sol:

      http://madrid.tomalaplaza.net/2011/11/15/reclamamos-otro-modelo-leido-en-el-foro-de-sol-13n/

      No verás allí alusiones a la eliminación del derecho a la propiedad privada.

      El problema creo que es que el «15M» es una amalgama de gentes y opiniones muy diversas. No es tanto lo que se propone, sino el modelo de participación política que impulsa lo que deberíamos analizar.

      Si creo que existen ciertos grupos de ideas radicales que están intentando utilizar la movilización ciudadana en torno al 15M para intentar impulsar sus postulados. Dudo que lo consigan, la gente hoy tiene muchas fuentes de información alternativas.

      Pero siempre he pensado que tan radicales son los que se empeñan en eliminar la propiedad privada a toda costa como los que se empeñan en eliminar el sector público a toda costa, y es que el sector público tiene su razón de ser y en ciertos «mercados» (common goods, mercados con fuerte asimetría de información, fuertes externalidades) tiene un papel que la iniciativa privada no puede suplir con la misma eficiencia económica, ni desde luego con la misma equidad (que es un objetivo político en sí mismo para mucha gente).

      • Al final es habitual que la dialéctica empleada ponga ropajes de seda a lo que en realidad no tiene ninguna belleza. Hablar de «equidad» cuando lo que subyace es el poder coactivo del estado en contra de la libertad de los individuos es un ejemplo.

        «Equitativo» no puede ser la expropiación forzosa del resultado del trabajo de un hombre para premiar al que no ha sabido, podido o querido dar frutos a su trabajo. No es tampoco «equitativo» malgastar (niego la mayor: la asignación eficiente nunca es la planificada; si es eficiente la organización colectiva de un proyecto, éste surge igualmente de la iniciativa libre de los individuos) los recursos individuales en la organización colectiva para fines presuntamente generadores de «externalidades».

        Ejemplo: ¿ha sido la inversión en trenes de alta velocidad el mejor proyecto posible? ¿el que generará las mayores «externalidades»? ¿o lo habría sido una red eficiente y ágil de transporte de mercancía? Lo primero es más vistoso -para los políticos-. He ahí un ejemplo más de cómo difícilmente la planificación dará jamás con las verdaderas necesidades de los individuos o sus empresas.

        Y esto no tiene nada que ver con los nobles sentimientos de amor por el prójimo que cada uno albergue. El deseo de ayudar al desfavorecido, y la «justa» medida de tal ayuda, sólo corresponde a cada hombre. (Cómo cada hombre puede llegar a esa «medida de justicia» nos mete de lleno en lo trascendente).

        Pero en el falaz paradigma de «derechos sociales» que nos han construido hemos pervertido hasta lo más fundamental: el amor al prójimo, la caridad en sentido amplio, ya no se tiene por algo bueno.

        Y sin embargo, no hay amor al prójimo (caridad) si no hay libertad. Y no puede haber justicia ni equidad sin caridad.

        Un abrazo.

        • Carlos, las evidencias científicas disponibles demuestran que llegado a cierto nivel de desarrollo económico, lo que diferencia la calidad de vida en las sociedades no es el incremento del PIB sino la equidad en el reparto de la riqueza.

          Más información aquí:

          http://www.ted.com/talks/richard_wilkinson.html

          Esto que ahora están descubriendo los científicos (que los seres humanos son menos felices cuando viven en sociedades con demasiadas desigualdades) ya lo conocían antiguas religiones, el mismo cristianismo creo que lo contiene en su doctrina (Marcos 10.17-31) pero ya el Taoísmo señalaba cosas similares 500 años antes.

          Hay diversas formas de mejorar la equidad, una de ellas son los impuestos, pero los impuestos no son condición suficiente. Como bien señalas si se malgastan los impuestos para ponerlos al servicio de los gobernantes o sus amigos en vez de para mejorar la equidad y el bienestar de los ciudadanos mal vamos…

          No creo que se pueda mejorar la equidad si se deja exclusivamente en manos de la caridad entendida como acto de la voluntad individual. Existen numerosas evidencias desde las ciencias de la psicología económica que demuestran que en esos casos el fenómeno de los free-riders hace que la gente tienda a ayudar menos a los demás, al pensar que ya habrá alguien que los ayude.

          Mejorar la equidad (que es insisto lo que más mejora la calidad de vida en una sociedad una vez se alcanza cierto nivel de desarrollo económico) debería ser un esfuerzo coordinado colectivamente, como lo es la defensa territorial o la defensa de la propiedad privada. La defensa de la propiedad es otra de esas cosas que es mejor dejar en manos del Estado entre otras cosas porque es mucho más eficiente hacerlo así (a ver como vamos a penalizar a los amigos de lo ajeno sino es mediante un sistema legal, jurídico y penal financiado y legitimado colectivamente).

          Hay países como Japón con altos niveles de equidad e impuestos bajos, y países con altos niveles de equidad e impuestos altos. También hay países con altos niveles de impuestos y altos niveles de equidad, depende mucho de en qué te gastes los impuestos.

          Pero los mecanismos de libre mercado no han demostrado generar mayor equidad, entre otras cosas porque el objetivo de los mecanismos de libre mercado es maximizar las utilidades en el uso de recursos escasos, lo que no dice nada sobre la equidad ni a favor ni en contra.

          Lo que si sabemos es que como no existen mercados perfectos, finalmente las dinámicas de libre mercado tienden a generar monopolios u oligopolios lo que de hecho sí genera problemas de equidad en la distribución del capital (concentración de capital) y captura de utilidades excesivas por parte del monopolio. Por eso las regulaciones antimonopolísticas son claves para el buen funcionamiento de las economías de libre mercado.

          Pero sí, la equidad es un objetivo político-social, no una ley física, igual que el sufragio universal o la defensa de la propiedad privada. Es decir son cosas que no se puede esperar que surjan por sí mismas o por la libre y no regulada interacción de los individuos (siempre habrá ladrones por ejemplo a los que no podrás enfrentarte individualmente), deben ser promovidas y coordinadas socialmente (con impuestos o con instituciones y normas culturales políticas o religiosas).

          • Discrepo. Niego la mayor en lo que afirmas relativo a la necesidad de la coacción para lograr la distribución «equitativa» de la riqueza. Posiblemente te nutres de fuentes distintas, y a lo mejor por eso no citas los estudios que muestran cómo la caridad privada en USA logra distribuir un % mayor de la riqueza de los más favorecidos hacia los menos favorecidos. Y recalco lo del %, pues es una obviedad que en términos absolutos, por ser una sociedad más rica, está claro que nos superan…

            Resulta paradójica tu afirmación de que para ser feliz hay que ser «obligado a compartir». Yo diría que la satisfacción de dar voluntariamente no es comparable a la frustración que se experimenta cuando te quitan sin tu consentimiento. Se me ocurre que es una de esas falacias que puede que aguante el papel… pero que no soporta ni el análisis más superficial.

            En cualquier caso, parece que estamos de acuerdo en que para crear riqueza sí es necesario respetar la libertad. Y los free-riders son más numerosos en los sistemas en los que la distribución de la riqueza es forzosa.

            Al final, desde un plano moral resulta evidente que sobre un mal no se puede construir un bien: la libertad del individuo es un bien superior, y socavarla es claramente un mal. Sin ella no caben consideraciones morales.

            La «pobreza de espíritu» implica el desapego de lo material. Algo muy distinto a descapitalizarse. La doctrina social de la Iglesia en muchas ocasiones ha sido malentendida.

            Te recomiendo «Antropología del Capitalismo», de D. Rafael Termes.

    • Carlos, permíteme discrepar. El movimiento 15M no cuestiona el derecho a la propiedad. Eso en todo caso lo cuestionan unos pocos que han querido apropiarse del éxito de ese movimiento y han querido hacerlo suyo. Con ellos no me identifico en absoluto. Inicialmente el 15M nació de una indignación a mi juicio totalmente justificada con la actual clase política. Las derivaciones posteriores son otra cosa, son oportunistas que se han querido apoderar del éxito. Creo que el éxito de ese movimiento radica en decir que actualmente las cosas no van bien. Las posibles soluciones son muy diferentes y es imposible que todo el mundo opine lo mismo respecto a las soluciones (yo tengo mi opinión bastante reflexionada) por lo que como muy bien dices al final, viva la libertad, y no entreguemos la fuerza de ese movimiento a unos individuos partidistas. Carlos, como te hecho en falta en clase. Eras peleón en el aula y sigues siéndolo en el ciberespacio. Muy bueno. Ayudas a pensar.
      Abrazos y a ver qué pasa esta noche. seguimos en contacto
      Miguel Angel

  5. Interesante post, Miguel Angel.
    Jornada de reflexión…(otra…). A propósito de ello, comparto estas reflexiones: «En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto y lo peor es no hacer nada.»-Theodore Rossevelt-. Y es que, en efecto, y en este caso la cita es tuya: «Tomando decisiones es como se influye en la realidad».
    También ésta otra:»No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.»-Gandhi-. Me parece una buena pauta para decidir bien y acertar. También para cuando, en caso de equivocación, toca rectificar, asumiendo riesgos y sin concesiones. Desde la libertad. Aplicable para el 20N, también para cualquier otro día del calendario.Saludos, Cristina

  6. Sin menospreciar ninguna opción ni ninguna de las cuestiones planteadas, una reflexión:

    Cuando salen las encuestas del CIS sobre los asuntos que más preocupan a los españoles, que parece que después son de los que más se «ocupan» en sus respectivas campañas los principales líderes, echo siempre en falta el asunto que a mi me preocupa más porque creo que debería ser la base sobre la que se sustentara lo demás, independientemente del momento o de la etapa por la que atravesemos, como p.ej. la de actual crisis económica.

    Este principal asunto para mi es la Justicia, que además está reconocido como uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico en la Constitución (junto con la libertad, la igualdad y el pluralismo político).

    Desde siempre, en la historia, la tarea principal de los mandatarios para con su pueblo fue la de administrar justicia, y eran los territorios en los que «había justicia» aquellos que prosperaban en paz y armonía entre sus ciudadanos, deteriorándose esta convivencia a medida que dejaba de existir la justicia.

    Hoy, aún con todas las complicaciones propias de sistemas más avanzados, creo que esto no es muy diferente y sin embargo parece que no es lo que más nos preocupa. No diré como hizo aquel famoso alcalde andaluz que «la justicia es un cachondeo», pero a mi me da la impresión de que en España es algo que debemos mejorar profundamente y de forma prioritaria. No se cómo lo veréis.

    • Fernando, recuerdo al alcalde andaluz, era Pacheco. Muy importante la justicia. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, pero déjame añadir una cosa más: Empecemos cada uno de nosotros por ser más justos, y habrá más justicia (y más paz) en la sociedad. Eso es algo que está a nuestro alcance.
      A propósito de la paz, creo que es un valor con el que facilmente estamos la inmensa mayoría de los 7000 millones de personas que poblamos la tierra, creo que es bastante independiente de la nacionalidad, cultura, religión, etc. ¿Quién no considera la paz algo a conseguir? Empecemos a construir a partir de esto. Quizá un día dedique un mensaje del blog a esto.
      gracias,
      Miguel Angel

      • Por supuesto Miguel Angel. Cualquier planteamiento que no empiece por nosotros mismos, creo que es sólo «buena intención» y esto no es suficiente. Espero ese mensaje sobre la paz

  7. Españoles lo que hay que hacer es NO VOTAR, el exceso de gobernantes que están a cargo de el pueblo trabajador de España, es intolerable, nos están chupando la sangre demasiados chupones de gobernantes.

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