Al tomar decisiones elegimos una opción u otra en función de la satisfacción que anticipamos nos va a producir cada una de las opciones que consideramos. Pero lo que nos pasa con frecuencia es que una vez que hemos decidido lo que pensamos va a ser mejor, la cosa no nos gusta. No tiene nada que ver con lo que pensábamos que nos iba a gustar.
Las cosas en la realidad son distintas de cómo nos las imaginábamos a priori. Podemos llevar varios años pensando en hacer un crucero un verano por las islas griegas, y cuando por fin conseguimos hacerlo la experiencia no es gratificante como esperábamos.
A veces también pasa que no es que nos equivoquemos al calibrar cuanto nos va a gustar cada una de las alternativas, sino que cambia nuestra escala de preferencias. Lo que nos gustaba en un momento dado nos gusta menos pasado el tiempo. Uno puede estar ilusionado con una determinada profesión, abogado, arquitecto, profesor… hace los estudios que le conducen a esa profesión y posteriormente se dedica a otra cosa en la que ve más oportunidades.
Estas dos cosas hay que tenerlas en cuenta cuando decidimos. En vez de pensar cuanto nos gusta ahora esta realidad futura que estamos imaginando, hay que pensar hay que pensar cuanto nos gustará en su día esa realidad cuando realmente se dé. Tomaremos mejores decisiones.
De todas maneras a veces la vida da sorpresas. Yo a los siete años ya sabía que quería ser profesor, y a los quince que quería ser profesor universitario. Ahora que ya lo soy puedo decir que las satisfacciones de esta profesión son muy superiores a las que anticipé en su día cuando la imaginaba. Hasta el jueves que viene.
Difícil determinación y sobre todo aceptación (cuestión de riqueza y cultura interior, por ejemplo, su comentario sobre el camino trazado de su profesión (Enseñar para Educar y Aprender) es una fuerza de adentro a fuera.
Al final de vuestro escrito donde dice: » … hay que pensar, hay que pensar cuanto nos gustaría esa realidad…» ;
Comento: Esa realidad que describe el Prof. M.Ángel «queda» sujeta a nuevas expectativas difícil de controlar, y por lo tanto están poniendo a prueba nuevas «capas de nuestro inconsciente». Un ejemplo muy claro: El mundo de la pareja, (esposa, novia, amante) ó en la educación entre hermanos (de la misma pareja y entorno social); luego no será que por alguna razón (novedad, moda, idolatría, sueño, etc) ¿Hemos creado falsas expectativas?
Conclusión: La ilusión en hacer las cosas y los cambios que de esa decisión se deriven son ajustes a las circunstancias del momento (Aquí y ahora) pero para ello hay que «hablar con uno mismo de fuera a dentro» y permanecer noble en nuestra decisión
Gracias por la atención, feliz verano a todos/as, Ramón.
Muchas gracias ramón por tu comentario,
Miguel Angel
Gracias MA por tenernos al tanto aun en vacaciones. personalmente creo que en toda actuación social hay dos miradas. La que obedece a causas finales mecánicas por ser cuantificable y predecible- gracias a sus propias leyes-,lo que impone su propia causa final a lo posible -predecible, por seguir también esas leyes- y lo que es libertad pura que es totalmente opaco a esas leyes. La cosa creo que está en que no sabremos nunca si sabemos o no esas leyes que vienen dadas, pues las otras siempre creemos que las sabemos y a veces son puro capricho, pero lo sabemos! … a dónde llegaremos con esos caprichos? … eso no lo sabemos. Gracias y saludos.
Con los caprichos se avanza poco Javier.
Gracias por tu comentario,
Miguel Angel
Buenas a todos:
En primer lugar agradecer al profesor Ariño su post.
Tradicionalmente, cuando se analizaban alternativas de elección había sólo tres posibles resultados al análisis: mejor, peor o iguales alternativas.
En mi opinión esa escala debería ampliarse ya que, muchas veces, la toma de decisiones en un sentido u otro presenta ventajas e inconvenientes para las diferentes alternativas, y no sólo, como dice el profesor Ariño, por las expectativas o las preferencias actuales, sino porque la complejidad intrínseca en la toma de decisiones requiere una excelente capacidad de análisis, determinación en la decisión, pero también una flexibilidad propia del que asume la posibilidad de equivocarse.
Un cordial saludo,
SAR
@salonso
Muchas gracias Santiago. He tardado en contestar porque he estado desconectado.
Saludos,
Miguel Angel
Para tener libertad es necesario conocer la verdad, y poder así elegir algo sin riesgo a equivocarse, La educación de la juventud consiste en dar a un muchacho los medios para que pueda afrontar la vida en todos los aspectos, materiales y espirituales. Para ello es fundamental la verdad, para poder ejercer su libertad sin error.
Si se oculta la verdad se oculta la vida y se roba la libertad , y se toman luego decisiones que devienen en situaciones y obligaciones imprevistas e indeseables, disminuyendo la libertad. Por el contrario, si se acierta en .la elección, la libertad aumenta como si de una estancia pequeña hubiéramos pasado a otra mayor y con más puertas. Como sostenía Sócrates, la capacidad de autoengaño del hombre es enorme y nos hace tomar decisiones equivocadas de continuo. Santa Teresa tenía un remedio para eso: la humildad,que definía como «andar en verdad»….
Tenía razón la Santa, y es que con todos, pero sobre todo con nosotros mismos,tenemos que andar en «zapatillas intelectuales»
un saludo
Adolfo Moran
Adolfo, estoy de acuerdo contigo. La falta de verdad llega al autoengaño cel que hablas, y viceversa.
saludos,
Miguel Angel
[…] es un modo habitual de autoengañarnos. Hace que percibamos la realidad de modo falso, lo que nos hace tomar malas decisiones. Para evitar caer en esta trampa lo que tenemos que hacer […]
[…] es un modo habitual de autoengañarnos. Hace que percibamos la realidad de modo falso, lo que nos hace tomar malas decisiones. Para evitar caer en esta trampa lo que tenemos que hacer […]