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Ya he comentado en otras ocasiones que algo esencial para tomar buena decisiones es conocer la realidad, y solemos tener una percepción subjetiva de la realidad sistemáticamente sesgada a nuestro favor. Además no nos damos cuenta de ello.

Se han hecho experimentos y cuando dos personas son coautores de un mismo libro y se pregunta a cada uno por separado qué porcentaje del libro se debe a su propia contribución, la suma de lo que dicen ambos es siempre superior al 100%. No están mintiendo, los dos autores están convencidos de que cada uno de ellos ha contribuido más de lo que realmente ha contribuido. Lo mismo sucede cuando se pregunta por separado a cada uno de los componentes de un matrimonio qué porcentaje del peso de la casa asume.

En 1923 concedieron el premio nobel de medicina a Frederick Banting y a John Macleod por descubrir la insulina. Cuentan las crónicas que comentando los trabajos realizados, uno de ellos dijo que el otro había sido un estorbo más que una ayuda, mientras que el otro cuando hablaba del descubrimiento ni siquiera mencionaba a su colega.

Sí. Sobreestimamos nuestros méritos y subestimamos los méritos de los demás. Además lo hacemos sin darnos cuenta. Esto siempre nos llevará a ser injustos. Ten en cuenta esta tendecia natural que tenemos todos cuando tomes decisiones.

10 COMENTARIOS

  1. Una vez más, brillante. Mira que me he leído Iceberg a la vista, donde ya sacas el tema, pero la vuelta que le das sobre nuestra sobrestimación sistemática de nuestras aportaciones es algo que deberíamos de tener siempre presente. SIEMPRE. Sino corremos riesgos de generar malos ambientes en el entorno laboral. Tampoco estaría mal, que estos mensajes los leyesen mis múltiples jefes.
    Abrazo!

  2. Estoy muy de acuerdo en lo que dices Miguel Ángel. Todos pensamos (unos más que otros) que hacemos más que…, que vemos más allá que…, y que «si no fuera por…» nuestras aportaciones, esfuerzos, cambios, sacrificios, etc…, las cosas no irían por el buen camino.

    Quiero pensar que si no fuera por esta «buena autoestima» (la que no reduce la actividad de seguir haciendo y empujando en la dirección que creemos correcta) muchas actividades perderían «punch». Hay que ser solidario (con ganas) y seguir «aportando más». Al final si todos hacemos ese esfuerzo positivo acabamos haciendo realidad que la «suma de mucho más és mejor». Y eso es positivo.

    Por otro lado déjame contar un caso que ocurre poco pero que a veces se magnifica mucho. Cuando como responsable de un grupo de personas, y siempre con el ánimo de motivar via el reconocimiento de los esfuerzos de los componentes de un grupo, ocurre que los reconocimientos se traducen (por los interesados y los contrarios) de manera diversa. Algunos (los más) se sienten motivados y siguen en el esfuerzo y otros, en cambio, se sienten suficientemente recompensados y bajan los brazos.

    ¿Cómo conseguir que la inter-solidaridad crezca en los equipos y no rompa ese espíritu de equipo que lo hace avanzar contra las adversidades?

    • Joan, el asunto que tocas de motivar a tu grupo de gente es muy interesante. Normalmente con dinero o premios no se motiva, sino que se producen injusticias. Con dinero se remunera el trabajo realizado. Pero motivar con dinero es muy problemático.
      Muchas gracias,
      Miguel Angel

  3. Es falta de interés en los demás. En lugar de estar fijándonos en cómo dar más, estamos midiendo cuánto damos. Me hace acordar cuando uno de mis alumnos decía que según Einstein el mal es ausencia de bien Y tuvo que escuchar la verdad que no le gustó: el mal no es como el frío de la física que es ausencia de luz, el mal tiene esencia y el frío no la tiene. Por eso, el error o equivocación está mal, pero no es intencional y, se le parece justamente en eso, en que está mal: es una triste consecuencia del gran error original. La ética es para empresas y seres libres. Si alguien no las sigue o no las practica es porque no posee su esencia. Está esclavizado. No es libre ni quiere serlo. Se convierte en medio y no llegará nunca a ser fin. Es justo la diferencia entre ser animal racional y ser persona. Es superior quien no se mide. Gracias por el post. Saludos.

  4. Profesor excelente artículo como siempre. Solamente quiero puntualizar que Frederick Banting compartió su mitad del premio Nobel de 1923 con el asistente de laboratorio Charles Best, al que consideraba co-descubridor de la insulina y que debería haber sido premiado también. La relación Banting/Best/Macleod fue muy compleja y polémica, digna de estudio. Banting y Best descubrieron la insulina en el laboratorio de Macleod a pesar de las reticencias de Macleod, pero después Macleod fue clave en mejorar la extracción de pancreas, en desarrollar los ensayos clínicos y en publicitar el nuevo descubrimiento. En resumen, unos jóvenes investigadores tienen un descubrimiento brillante que requiere la experiencia de un investigador senior y políticamente hábil para salir a la luz. Una situatión que seguro se repite continuamente en los laboratorios de I+D hoy en día. Saludos.

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