Manual del buen jefe

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Comienzo recordándoos que el próximo jueves 4 de diciembre tendremos la reunión presencial de lectores del blog. Será a las 19.15 en el campus sur del IESE en Barcelona. El objetivo conocernos y hablar de lo que queráis, pero llevaré preparado algunas ideas sobre «los fallos más comunes en las empresas» Los que penséis asistir y todavía no os hayáis apuntado podeis enviar un email a esta dirección. Dentro de dos o tres días os enviaré un email a los que os hayáis inscrito diciéndoos exactamente el aula.

Hoy voy a hablar de algunas características de un buen jefe. Para ser un buen jefe un primer principio a aplicar es el de «dirige a tus subordinados como te gustaría que te dirigieran a ti». Una segunda idea es que cuando des instrucciones sobre lo que hay que hacer, sé claro y explícito. No dejes las cosas ambiguas de modo que tengan que ser interpretadas, no sea que la interpretación que dé tu subordinado no te guste. La culpa habrá sido tuya y la bronca se la llevará el subordinado. Ser claro y explícito no significa que tengas que llegar hasta el último detalle de la ejecución. Una vez está claro lo que hay que hacer y las directrices generales, hay que dejar espacio a tu subordinado para que lo realice del modo que él crea mejor. ël no es tonto, y llegar al último insignificante detalle asfixia a la gente.

El tercer consejo es decir lo que hay que hacer con suficiente antelación. Si eres un jefe con cierto orden rara vez tendrás que pedir las cosas con urgencia, las habrás pensado antes. Así tu gente podrá trabajar con orden y con calma y todos seréis más eficaces. Esto es perfectamente compatible con que alguna vez surja una urgencia. Esto tu subordinado lo entenderá perfectamente. Pero si son muy frecuentes las urgencias… entonces es que no trabajas bien.

Y como cuarto y último consejillo, piensa que la persona es una. No hay disociación, no hay dos personalidades, la de empleado y la de padre o madre de familia. La persona es una, y todo esto hay que tenerlo en cuenta. Hay que saber entender preocupaciones puntuales que un empleado pueda tener, y tener en cuenta que no se puede le puede cargar con responsabilidades que no le corresponden. No es exhaustivo el manual del buen jefe, pero estas consideraciones pueden ayudar. Hasta el jueves que viene.

19 COMENTARIOS

  1. Buenos días Miguel Ángel.

    Solo para informarte de que no se puede enviar la confirmación de asistencia a la dirección que has dado (no se considera una dirección de correo válida, al menos por mis dos sistemas de correo)

    Saludos,

    Javier Alcaide

    • Javier, no sé lo que debe estar pasando, hay bastantes que ya me han enviado el mail. Quizá sea que desde un tablet o movil puede que no funciones. en cualquier caso la dirección es tomadedecisiones aroba iese.edu
      Gracias de todas formas por informar,
      Miguel Angel

  2. Buenos días,

    De nuevo gracias por contribuir a que cada vez haya mejores jefes. Lo de dirigir a los demás como queremos que nos dirijan no lo comparto del todo. Creo que hay que dirigir a los demás como cada uno necesita ser dirigido. Cada empleado es uno e individual, como dices, y tienen su manual de instrucciones, uno por día además¡No vale con usar el nuestro para dirigir a los demás.

    Espero interesado la reunión de Madrid.

    • Gracias José por tru puntualización, De todas maneras, supongo que todos queremos ser dirigidos del modo que necesitamos ser dirigidos. Pero entiendo perfectamente y comparto lo que dices,
      Saludos,
      MiguelAngel

  3. Más que definir las características de un buen Jefe, yo preguntaría: ¿Como me ven los demás? Podre aplicar o tener «casi» todas las virtudes del mundo, pero puede fallarme la más elemental ( y esta puede ser clave sobre las otras virtudes).

    Hay personas, que con solo su presencia «llenan la pantalla» la estancia, con una sola mirada, al igual que un Director de Orquesta.. dan la Nota, saben Dirigir y eso es nato.

    Gracias por la atención, feliz encuentro en BCN, quizás en otra ocasión si me aceptáis, estaría con vosotros/as. Ramón.

  4. Muy buenas tardes Miguel Angel,

    Una vez más gracias por compartir tu experiencia con nosotros. Querría, en esta ocasión, hacer dos apuntes al mismo:

    1) El término subordinados me suela un tanto arcaico, quizás colaboradores sería un término más ajustado a la realidad actual.
    2) Allá donde dices “dirige a tus subordinados como te gustaría que te dirigieran a ti”, propongo hacer un cambio y dejarlo en algo así como «dirige a tus colaboradores como necesitan ser dirigidos». La forma en que yo quiera ser dirigido, no implica que sea la mejor forma de dirigir a otros. Eso es algo que el propio Blanchard nos deja claro en su «Liderazgo situacional» y aún más Boyatzis en su liderazgo resonante.

    Gracias de nuevo por permitir estos comentarios. A fin de cuentas, son tan solo eso: una opinión más, tras años de experiencia directiva.

    Un fuerte abrazo

  5. Creo que todos cometemos unos cuantos errores a lo largo de la vida, tanto a nivel personal, familiar, social, profesional, …
    Desde mi forma de verlo en ocasiones para ayudar a las personas que dirigimos y que les cuesta salir de un atasco o error, explicarles que nosotros también hemos pasado por esa situación (siempre y cuando haya sido así) les ayudará a ver que todos somos humanos y que con esfuerzo y ganas de superación podemos crecer y mejorar.
    Los que dependen de nosotros son conscientes de que no somos perfectos por lo que inclinar la cabeza nos hace mejores.

  6. Interesantes reflexiones. Lo más difícil: el equilibrio entre dar instrucciones claras sin entrar en los detalles y el necesario margen de autonomía para que los subordinados actúen. Muchas gracias! qué pena no poder asistir el día 4. Saludos

    • Ana, ya habrá otra ocasión de conocernos. El equilibrio del que hablas es importante y n osiempre es fácil, pero es lo que pasa con la profesión de dirigir: no es una profesión fácil.
      Gracias y saludos,
      Miguel Angel

  7. Estimado profesor,

    Permítame discrepar acerca de su segundo consejo.

    Hay algo de sabiduría en que el jefe sea moderadamente ambiguo. Cuando un jefe da una instrucción, esa es tan vinculante que sólo cabe esta manera de proceder. Los subordinados demandan estas indicaciones claras ya que son un buen seguro ante un mal resultado: “yo sólo hice lo que me dijeron”.

    Con cierta ambigüedad, el jefe obliga al subordinado a estrujarse la cabeza en búsqueda de la mejor solución y, más importante aún, responsabilizarse de su resultado.

    En palabras del gurú: “No tiene sentido contratar a personas inteligentes para decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer”.

    Nos vemos el jueves.

    Emili Masferrer

    • Cierto Emili, la gente tiene que entirse responsable de lo que hace y por tanto no hay que dar instrucciones detalladas. pero….¡ojo!, hay quien utiliza la ambigüedad para luego culpar por no heberse hecho las cosas como las quería el jefe. Yo he visto a gente sufrir por esto.
      gracias y hasta la próxima,
      Miguel Angel

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