Castigar

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Se ha hablado últimamente en la prensa de la posible multa de Bruselas a España por no haber cumplido con los objetivos del déficit marcados por la Unión Europea. Un montón de prestigiosos economistas españoles han salido al paso indicando que en este caso una multa-castigo sería inapropiada. Al final ayer se supo que no habrá tal multa.

Yo también estoy de acuerdo con todos estos economistas. Cuando hemos tenido una profunda recesión, no se puede esperar que nuestros ingresos y gastos estén equilibrados, o que registren un déficit muy moderado. Esto habría ahogado más nuestra economía y la crisis hubiera sido más larga y profunda de lo que ya lo fue.

Ya vendrán (están viniendo) épocas de vacas gordas, donde una mayor actividad económica generará mayor empleo y mayores beneficios empresariales, lo que dará lugar a una mayor recaudación de impuestos y a una disminución del déficit. Pero désenos tiempo para lograrlo.

Este hecho me da pie para hablar de los castigos. Las razones para imponer castigos pueden ser varias. Una es para defendernos de un malhechor. Una sociedad mete en la cárcel a un asesino para defenderse de él, para que no mate. Otra es para ayudar a mejorar. Unos padres castigan a un hijo que ha sacado malas notas a quedarse los sábados en casa a estudiar sin salir con los amigos, para que este hijo estudie, y para que vea que si no estudia no tendrá recompensa el fin de semana. Quizá así puede conseguirse que estudie (no sé si este es un método válido porque no trato con adolescentes, pero sirva simplemente el ejemplo)

Pero nunca un castigo debe imponerse por venganza. La venganza genera odio, malestar y represalias y no conduce a nada. “No me has obedecido, pues ahora verás” No se saca nada con esta actitud. Simplemente se gana una batalla pero se acaba perdiendo la guerra.

Volviendo al tema con que inicio el mensaje de esta semana, una posible multa-castigo de Bruselas a España me parece que no hubiera cumplido con ninguno de los requisitos que justifican un castigo. En agosto seguiré publicando cada jueves. Gracias por leerme.

14 COMENTARIOS

  1. Estoy de acuerdo plenamente contigo MA. Lamentablemente a veces, la sociedad te impone castigos incluso por tener éxito o por decir la verdad «cruda» que no gusta que se la digas. Por ejemplo, el libro Esto no estaba en mi Historia de España que me han recomendado ayer y justamente corrobora lo que te comento. Si alguien me puede decir dónde conseguirlo en Lima se lo agradeceré.

  2. Totalmente de acuerdo Miguel ángel, si el castigo lo asociamos a venganza perderemos la guerra. Pero si reconducimos «el castigo» a un «cambio» en las formas de hacer y, de controlar, las cosas habremos ganado en eficacia y eficiencia. No obstante, algunas veces en la empresa, un cambio se ve como un castigo. Si esto pasa es que no se ha explicado bien el motivo. Muchas gracias por tus puntuales comentarios¡

    • Martiriá, castigar es fácil, lo difícil es hacer cambiar la actitud de la gente. Pero eso es saber dirigir, y saber dirigir no es fácil.
      gracias por participar y feliz verano,
      Miguel Angel

  3. Hola MA, te adivino preparando vacaciones.

    De todo el abanico de decisiones posibles, aplicar un castigo es la más indeseable de todas, por estéril, «inconstructiva», etc…

    Desgraciadamente, dada la natural tendencia humana a la infracción, en algunas ocasiones no queda más remedio que adoptar una decisión, y la sanción puede representar el menos malo de los escenarios posibles.

    Si uno lo hace más o menos bien, se encontrará pocas veces o casi ninguna en la incómoda posición de tener que adoptar una decisión semejante, que es siempre incómoda. Pero si llega ese momento, y ante hechos de clara gravedad e importancia, es bueno recordar que aplicar un castigo es una obligación que va unida a la responsabilidad del puesto directivo, previamente asumida frente al resto de la organización. «Está en el pack». Mejor entonces ser resuelto, lo que no quita lo respetuoso.

    Buenas vacaciones y un abrazo.

  4. Estimado Migiel Ángel,
    Acertada valoración de la decisión más allá del propio criterio económico y político. Buen punto de vista y buena comparativa.
    Espero con interés tus futuros textos después de estas vacaciones.

  5. MA muy acertado.
    En mi opinión, elobjetivo de un castigo es conseguir que el castigado reaccione, «educar» y actúe de determinada forma en siguientes ocasiones porque considera que es lo correcto. La manera de conseguirlo es cuando el castigado entiende los motivos del castigo. En el caso de que sea por venganza lo veo complicado.
    Si aplicamos castigos con ánimo de venganza podremos conseguir que alguien actúe de determinada manera simplemente por miedo al castigo, por lo que en el caso de que consideré que puede no haber castigo volverá a actuar como antes.
    Por otra parte, también de acuerdo en la decisión de no multar a España, porque creo que hay que penalizar una actitud y no un resultado. Y en este caso, teniendo en cuenta la situación, se tomaron las medidas para ajustar el déficit.

  6. Hola. Soy periodista, y por el Alma máter en donde me gradué he sido beneficiado con poder pertenecer a algunas de estas comunidades digitales. Me agrada el optimismo de M.A.A, , como le llaman sus amigos o conocidos, ya que nos entristece seguir oyendo noticias tan poco bonitas acerca de la Madre Patria. Además necesitamos que se profundice, para saber qué es lo que estaría ocurriendo, y qué no.,
    También parece que me han defenestrado de algunas, por insolente, ocureente, y poco comedido. Es decir, poco académico, Trataremos de mejorar. En todo caso soy un reportero.

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