Hace unos meses escribí en el blog que las empresas tenían que tener personalidad. En el mensaje de esta semana me voy a referir que cada uno debemos tener personalidad. ¿Cuándo no tenemos personalidad? Pues cuando hacemos lo que todo el mundo hace porque lo hace todo el mundo. Cuando actuamos así nos convertimos en veletas movidas por lo que acontece a nuestro alrededor.
Debemos tener pensamiento propio y no dejarnos llevar por las modas. Debemos ser críticos con las noticias que leemos. Si leemos un diario pensaremos que la actuación policial en el reciente atentado terrorista de Barcelona fue un éxito, y si nos informamos con otro diario pensaremos que ha sido un auténtico fracaso.
¿Qué pasa cuando votamos a determinado partido político? ¿Lo hacemos por el convencimiento de que es la mejor opción, o lo hacemos por inercia (es lo que he votado siempre)? ¿Nos dejamos llevar por las últimas noticias que han salido de los diferentes partidos?
¿Cómo se distingue al que tiene personalidad del que es una veleta? Pues hay que fijarse en las cosas importantes que afectan a la vida de una persona: la familia, el trabajo, Dios, etc. Y ver si la actitud ante esos grandes temas es una actitud pensada y fundamentada o es superficial y sigue la inercia dictada por el entorno.
La reflexión de esta semana la hago para para que cada uno pueda mejorar (siempre procuro aplicármelo a mí). Pero lo que nunca hay que hacer es juzgar a los demás porque fácilmente nos equivocaremos. No sabemos cuáles han sido sus circunstancias ni las razones por las que actúa como actúa. Hasta el jueves que viene.
Buenos días:
Desde mi punto de vista, cuando juzgamos a los demás, lo que realmente estamos haciendo es defendernos de aquellas personas que no tienen los mismos VALORES que nosotros. A partir de ese momento, nos sentimos amenzados, ya sea en terreno personal, familiar, laboral, de ocio, de creencias, etc.
Debido a que el ser humano es grupal, necesita expresar sus temores y buscar el apoyo de los demás, con lo cual la personalidad del individuo se tiene que adaptar al grupo, y por consiguiente tiene que hacer lo que haga el grupo y en ese momento nos dejamos llevar por la MODA del grupo.
En fin, esto es solo mi reflexión.
Por cierto, ya es pre-viernes.
Saludos para tod@s.
Muchas gracia sLuis por darnos tu opinión.
Saludos,
Miguel Angel
Bueno. Yo creo que todos somos singulares e irrepetibles… por lo cual todos tenemos una determinada personalidad.
La cuestión es tener carácter para desarrollar, mejorar, pulir y exponer ante los demás nuestra personalidad con todos sus valores e imperfecciones
Gracias a ti también Irene.
Saludos,
Miguel Angel
Para que una empresa pueda tener personalidad debe antes humanizarse. Estamos todavía muy lejos de conseguirlo.
Totalmente de acuerdo José. Muchas gracias por tu comentario,
Miguel Angel
Coincido totalmente en que cada persona debe ser un ente pensante y analítico del entorno que le toca vivir. Y no seguir consignas renunciando a su propio juicio. Y lo que es peor, ni siquiera pensar acerca del tema sobre el cual va a actuar o tomar posición.
Para ello, uno de los consejos que suelo dar a las nuevas generaciones, que como todo joven soñador quieren cambiar el mundo, es que antes de optar por algo, o tratar de proponer algo nuevo, debe entender como funcionan las cosas.
Debe analizar cuales son las verdaderas motivaciones para uno u otro comportamiento. Quien o quienes son los que cortan la torta. Quien o quienes se benefician o perjudican, etc.
Esto debe aplicarse a todo aspecto de nuestra vida, tanto personal como profesional.
Si uno no tiene claro como funciona el tema sobre el cual hay que pronunciarse o actuar, mal puede asumir una posición seria. Corre el riesgo de apoyar causas injustas (aunque lo justo/injusto es totalmente relativo) o contraproducentes.
No les digo mejor nada de los riesgos e irresponsabilidades de los veletas.
Saludos Miguel Angel.
Mario Vélez
SEP IESE 2014-15
Mario, tu comentario rezuma sensatez y sentido común. Y cuntas veces no se tiene en cuenta lo que dices.
Gracias por participar y saludos,
Miguel Angel