Principio de concreción inoportuna

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Hay una obsesión por medirlo todo. Se piensa que si tenemos una medida de las cosas las conocemos mejor y así podemos tomar mejores decisiones. Esto es cierto si no nos pasamos de frenada. Porque, aunque parezca una verdad de Perogrullo, solo se pueden medir las cosas medibles. Pero nos olvidamos de esto cuando llevamos una cinta métrica en la mano. En ese momento lo medimos todo. Para un martillo todo son clavos.

Leí la semana pasada en un periódico económico antes de las elecciones en España en cuanto se situaría la prima de riesgo de la deuda española en función de los resultados electorales. Si pasa esto, la prima de riesgo será de 115. Si pasa esto otro de 90, si pasa no sé qué 120. Y así hasta cinco distintos escenarios. Esto no se puede saber. Es lo que un buen maestro mío llamaba el principio de concreción inoportuna.

Las cosas se pueden evaluar. Se puede decir que tal cosa me gusta más que tal otra. Que tal idea es mejor o peor que tal otra. Pero decir que tal película me gusta 7 y tal otra 8, pues no. Hay quien, en su obsesión de medir, pone hasta decimales. El medir las cosas nos da una sensación de objetividad, sin darnos cuenta que el mismo proceso de medir es subjetivo. Escogemos nosotros la unidad de medida y escogemos qué medida asignamos a cada cosa.

A veces medimos las cosas para justificar nuestras decisiones. La alternativa A es mejor que la B porque no sé qué cosa hemos medido y sale mejor A que B. Así eludimos la responsabilidad de decidir. Lo dicen las medidas. Por supuesto que lo que se puede medir hay que medirlo, pero solo eso. No pasarnos.

Consejo, antes de medir una cosa pregúntate si esa cosa es medible. Si no, te estarás autoengañando. Te lo dice un doctor en ciencias matemáticas, que de medir sabe algo. Hasta la semana que viene.

9 COMENTARIOS

  1. Sin duda, tus observaciones son agudas e inquietantes. Por ejemplo, siguiendo tu idea, si le he comprendido, habría que poner en tela de juicio toda la elaboración cuantitativa de los papers sobre habilidades blandas: medir percepciones, medir satisfacción, medir motivación, etc. ¿Qué opinas de esa corriente de medición tan reputada?

    • Anónimo, gracias por tu comentario. Todo depende de cada una de esas habilidades blandas. Lo que se pueda medir hay que medirlo. Esa es la primera pregunta que hay que hacerse: ¿tal cosa se puede medir?. Si se puede medir a medirlo, y si no se puede medir pues entonces mucho ojo porque lo que intentemos medir no tendrá ningún significado, y tomar decisiones con mediciones absurdas nos leva necesariamente a malas decisiones.
      Gracias por participar,
      Miguel Angel

  2. Yo añadiría otra justificación. Últimamente está apareciendo un exceso de mediciones con decimales que no solo son inútiles sino que también ocultan ciertos complejos de inferioridad de quienes las difunden (periodistas, actores sociales y, sobre todo, políticos). Por ejemplo, ¿de qué sirve decir que «el 24,65% de los encuestados opinan tal cosa» cuando ante la opinión pública aportaría más claridad decir «casi el 25%»?
    Como siempre tus posts son geniales. Gracias Miguel Angel.

    • Muchas gracia Albert. Totalmente de acuerdo con lo que dices. Manía por la precisión, cuando es innecesaria y además es difícil o imposible de medir.
      Gracias y saludos,
      Miguel Angel

  3. Tengo que darte la razón parcialmente. Creo que es importante en la vida intentar medir las cosas por muy subjetivas que parezcan, siempre te da un punto de referencia sobre la evolución de las mismas o sobre la percepción que tienes de las cosas.
    Un saludo
    Roque

    • Totalmente de acuerdo Roque. En ningún momento digo que las cosas subjetivas no se pueden medir. Lo único que digo que para que una cosa se pueda medir tiene que ser medible. Las probabilidades en muchos casos son subjetivas y una probabilidad es una medida.
      Gracias por participar,
      Miguel Angel

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