No confiar en la suerte

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A veces en la empresa se hacen unos planes, la cosa funciona según los planes previstos, pero de repente surge un contratiempo que parece que todo se va a desbaratar. Pero al final, algo sucede y se vuelve a encarrilar. Respiramos con tranquilidad. Qué suerte hemos tenido. Estamos satisfechos.

Mucho cuidado. Más que alegrarse por la suerte que se ha tenido hay que intentar aprender del suceso. ¿Por qué se torció el plan en un momento dado? Pues bien puede suceder que una situación similar se vuelva a torcer el plan y esta vez ya no tengamos suerte y nos aboquemos al fracaso.

Estar a punto de haber fracasado y haber salido la cosa bien al final puede significar dos cosas. Que la empresa tiene recursos suficientes para salir airado de los problemas o también puede significar que la empresa es vulnerable y que ha habido suerte. Ojo con alegrarse porque al final las cosas se hayan arreglado

Cuando se planifica algo hay que tener en cuenta la posibilidad de que las cosas no vayan según el plan previsto. Si planificamos solo pensando que las cosas van a suceder tal como pensamos, cuando vengan las dificultades nos pillarán desprevenidos. Que no sea la suerte la que nos tenga que sacar de los apuros. Porque hay veces hay suerte, pero a veces no. Si hemos planificado teniendo en cuenta la posibilidad de fallos, cuando estos vengan no nos pillarán por sorpresa. Estaremos preparados. Hasta el jueves que viene.

6 COMENTARIOS

  1. Me gusta mucho una frase atribuida a Michael Jordan: «Soy un hombre con suerte. Y cuanto más duro entreno, más suerte tengo».

  2. Miguel, no creo que se pueda salir «airado» de una situación sino airoso, pero sí que puedo contribuir al comentario de que una vez tienes decidido qué vas a hacer, lo razonable es tener previsto aquéllo que razonablemente podría torcer las cosas, para evitar ir con sorpresas. Yo he tenido oportunidad de aprender una sistemática para el Análisis de Decisiones que con unos sencillos conceptos ayuda a las actividades diarias. Creo que te lo comenté alguna vez, es lo que Charles Kepner y Benjamin Tregoe propusieron hace ya 50 años y que sigue vigente. Yo había empezado con mucho interés a seguir la Teoría de Toma de Decisiones de Herbert Simon cuando estudiaba en la Facultad (claro está, hace 50 años…), pero la misma cantidad de Páginas del primer libro de Kepner y Tregoe me han dado para la vida profesional y personal mucho más herramientas. Un Saludo cordial.

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