Futuro del Euro

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En algún foro he comentado que, después de la crisis económica actual, quizá haya dificultades para que el euro siga siendo una moneda común. Y varios de los que me han leído me han pedido que abunde en este tema. Lo primero que tengo que decir es que no soy economista y que lo que voy a decir son fruto de reflexiones de amateur después de observar la economía desde hace años. Colegas míos economistas del IESE están más autorizados para tratar este asunto.

Vayamos a la historia. En el año 91 se inició en serio el camino hacia una moneda común. Pero antes de adoptarla los países tenían que converger. Converger en términos de tener una inflación, deuda pública, déficit público, etc. similares. Al parecer si esto no sucede no se puede adoptar una moneda común. Fueron los famosos acuerdos de Mastrich, que daban a los países un plazo de casi diez años para converger. Paso el plazo y los 12 países firmantes del acuerdo cumplíamos con esos criterios de convergencia. Ya se podía instaurar la ansiada moneda común.

Adoptar una misma moneda por 12 países es como poner la misma camiseta a 12 personas. Para que les sienta bien a todas estas personas deben tener similar altura, peso, envergadura, etc. Ningún problema, los 12 países eran ya similares. Pero pasa el tiempo y una de esas personas engorda, otra se hace más alta, otra le pasa no sé qué, y la camiseta que les venía bien hace 10 años ya no se ajusta a ninguna de ellas, y más vale cambiar de camiseta.

El euro estuvo a punto de romperse en torno a los años 2011-2013. Recordar que todo el mundo hablaba entonces de la prima de riesgo. Estaba por las nubes fruto de las dudas sobre si los países estarían en condiciones de pagar las deudas que habían contraído por la crisis. Draghi, el gobernador del banco central europeo tuvo que salir al paso diciendo “Haré todo lo que haga falta para salvar al euro”. Y la cosa se superó.

Ahora se repite la historia. Para hacer frente a la crisis actual, los países van a tener que endeudarse hasta las cejas. Sobre algunos volverán las dudas de su capacidad de devolver esta deuda. ¿Volverá a salvarse el euro? No lo sé, pero aventuro que cabe la posibilidad de que dentro de 5 años, o bien unos países débiles habrán sido expulsados del euro, o bien algunos países fuertes se habrán ido del euro. O quizá haya un doble euro. Uno para los países fuertes y otros para los débiles. No lo sé. Pero ya digo, esta es la opinión de un no economista, así que no le hagáis mucho caso.

4 COMENTARIOS

  1. Empiezo dando la enhorabuena al IESE y todos sus miembros por los excelentes resultados obtenidos, de nuevo, en el ranking del FT. Con todas las reservas que los rankings merecen, la consistencia en los resultados refleja un buen hacer en el largo plazo.

    El futuro del Euro es un tema interesante del que vamos a oir hablar mucho en los próximos meses. Desgraciadamente, más allá del ámbito académico se oyó hablar muy poco en España a finales de los 90. Un debate hurtado a la población, que decidió implícitamente sin información sobre los costes y los beneficios, más allá de los beneficios políticos. Un signo de inmadurez democrática.

    Ni por asomo parecían los países candidatos formar un área monetaria óptima, pero eso no importó: los españoles seguíamos queriendo más Europa, porque Europa era modernidad y democracia, y hay cosas que hay que asentar bien. ¿Qué político se iba a poner a cuestionar eso que sonaba a más Europa? Por supuesto este era un aspecto a tener en cuenta, pero ni mucho menos el único. A nadie se le explicó que nuestras tradicionales devaluaciones («nuestro modelo castizo de crecimiento» que decían Velarde y Fuentes Quintana) ya no podrían tener lugar, y la única vía de ajuste era el mercado laboral. En este se puede ajustar por bajada de sueldos, o por despidos. Tampoco hicimos las reformas para tener, al menos, un mercado laboral flexible, que nos impide converger a las mismas tasas de empleo en los tiempos de bonanza.

    Al final lo estamos aprendiendo por la vía dura, ya lo hicimos en la pasada crisis. Y ahora nos enfrentamos a algo muy preocupante: la ruptura de un área monetaria. Ni que decir tiene que no tiene nada que ver no entrar a formar parte de un área monetaria, a salirse, o mucho menos a que se rompa. La transición sería durísima. Y en un momento con la política plagada de populismos, la propia Unión Europea y la democracia podrían verse en aprietos. En esta situación, deberíamos intentar salvarlo, pero ello requiere volver a abordar lo que tantos países negaron en los 90: la unión monetaria requiere más armonización, incluyendo políticas fiscales.

    Otra información escaqueada al ciudadano: los países del sur hemos sufrido una política del Banco Central Europeo ajustada a Alemania en particular, que está en el origen de la burbuja de principios de siglo. Hemos estado subsidiando implícitamente a algunos países, y notablemente a Alemania, para que después nos echaran en cara que somos la cigarra de Europa, porque lo visible no es esa subvención explícita, sino los préstamos y rescates explícitos. Esto tampoco ayuda, y nuestros socios del norte no parecen poner mucho de su lado, ni se van a acordar cuando tracen la condicionalidad del rescate allá por inicios de 2021. Y seguimos viendo movimientos inquietantes: injerencias del Tribunal Constitucional alemán, y ayudas de estado muy dudosas a toda la industria alemana, cuando la nuestra recibe la puntilla. ¿De verdad somos nosotros los socios de mala calidad?

    Por último, dentro de la desgracia, esperemos que al menos la condicionalidad pueda forzar reformas que pongan en España las bases de una genuina democracia moderna, donde haya separación de poderes, instituciones fuertes no politizadas, transparencia y rendición de cuentas, debates públicos sobre los asuntos relevantes, y una administración que, más allá de más o menos centralización, sea eficiente y eficaz. A esto sólo podemos aspirar en el largo plazo y tras una gran travesía del desierto.

    • Luis, gracias por tu extensa exposición. En primer lugar gracias por felicitarnos al IESE por el reconocimiento internacional que nos da el Financial Times.
      Respecto a lo que comentas, recuerdo que en el año 90, cuando el euro todavía era un sueño, escuche en una conversación privada a un profesor del IESE economista, decir, que un proyecto como el del euro era una utopía. La verdad es que no soy economista, pero ato cabos de cosas que he oído y cosas que han asado, y mi pronóstico no es muy halagüeño para el euro.
      Gracias por participar, y saludos,
      Miguel Angel

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