¿Quiénes deben participar en una decisión?

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Hace un par de semanas, el gobierno de España decretó que en las empresas y en lugares públicos, la temperatura del aire acondicionado no podía fijarse por debajo de los 27 grados, ni la calefacción por encima de los 19 grados en invierno. Todo esto para ahorrar energía ante eventuales restricciones de suministro.

El decreto fue anunciado de sopetón y se ha tenido que modificar ante las protestas que ha generado. Resulta que es muy difícil trabajar moviéndose en el interior de establecimientos a 27 grados. Esto era muy duro para los empleados. Las protestas han obligado a rebajar el límite de temperatura a los 25 grados y a tener que establecer numerosas excepciones.

Esto pasa cuando se toman decisiones precipitadamente y sin haberlas pensado suficientemente. Ante una decisión deben tener voz todos los partícipes. Partícipes de una decisión son el responsable de la decisión, los que la tienen que ejecutar, los que pueden proporcionar información relevante, y aquellos a los que les afecta las consecuencias de la decisión.

Cuando todos estos partícipes intervienen, la decisión es siempre mucho mejor y es más fácil de llevarla a la práctica. Cuando el responsable de la decisión decide sin tener en cuenta al resto de los partícipes, la decisión es más rápida, pero es peor, y sobre todo ponerla en práctica suele ser mucho más problemático, pues los que tienen que ejecutarla a veces no entienden porqué están haciendo lo que hacen. Aquellos a los que les afecta la decisión empiezan a protestar. Los que tienen información relevante se sienten menospreciados y en definitiva la decisión suele ser un fracaso.

Una decisión en la que han participado todos es algo más laboriosa, pero es siempre mejor y mucho más fácil de llevarla a la práctica. Un ejemplo claro es cuando la dirección de una empresa decide despedir a uno de sus empleados. Si no se pide el parecer del jefe inmediato de este empleado el problema está garantizado. Hasta el jueves que viene y que aprovechéis vuestros últimos días de vacaciones.

12 COMENTARIOS

  1. A veces, profesor, lo más evidente es lo que menos se ve, sobre todo por los que no están acostumbrados a usar el sentido común y sobre todo a no consensuar ninguna de sus decisiones.
    Bravo!!!

    • Efectivamente Vicente, son cosas de sentido común, pero hay mucha costumbre a fiarse del propio juicio y no pensaren que los demás pueden aportar ideas para decidir mejor.
      Gracias por participar.
      Saludos,
      Miguel Angel

  2. Esto también ocurre en las familias si no se coordinan padre y madre en las decisiones al final todos son víctimas de la decisión tomada por muy buena q sea. Sara PTR

  3. Buenos días profesor:
    Cuando usted dice «…Partícipes de una decisión son el responsable de la decisión..», yo hago la siguiente reflexión:
    El que toma una decisión como responsable DEBE tener tres cualidades:
    – Poder.
    – Autoridad moral.
    – Conocimientos básicos sobre la materia de la DECISIÓN.
    Las dos primeras emanan de la voluntad de las urnas, pero la última requiere tener ganas de aprendizaje, y como uno no puede saber de todo, de inteligente es saber rodearse de los mejores, y no de los mediocres.
    Y en el caso que usted refiere, las decisiones han sido tomadas por mediocres.
    Un saludo.
    Luis

    • Gracias Luis por tus comentarios. Efectivamente el que toma una decisión debería tener las tres cualidades que mencionas. Pero no siempre es así. Manda el que manda, tenga las cualidades que tenga.
      Gracias por participar y saludos,
      Miguel Angel

  4. Totalmente de acuerdo. En el primer ejemplo al menos hubo rectificación tras proceso de debate. En multitud de ocasiones no existe ni eso.

    • Así es David. Con lo fácil es poner los medios para decidir bien, y sin embargo siempre uno se olvida de una u otra característica de una buena decisión. Efectivamente en el caso de la temperatura del aire acondicionado rectificaron. Pero muchas veces se reconoce que la decisión es mala y no se rectifica. En estos casos suele ser por soberbia. Por no querer reconocer que uno se ha equivocado.
      Gracias por participar,
      Miguel Angel

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