Icono del sitio Toma de Decisiones Miguel A. Ariño

¿Soy yo el problema?

Hace muchos años un conocido me dijo que había dos tipos de tontos: los que prestan libros y los que los devuelven. Pere Agell, magistral profesor ya jubilado del IESE, de quien tanto he aprendido, decía a veces en clase a los alumnos, que había que buscar soluciones a los problemas y no problemas a las soluciones.

En las organizaciones siempre hay personas que son generadores de problemas y personas que son solucionadoras de problemas. Hay quien siempre está planteando dificultades, magnificando los inconvenientes de las decisiones que se adoptan, apuntando problemas donde muchas veces no los hay…  No aportan nada. Solo complican. Es molesto trabajar con ellos. Pero no hay que olvidar que los principales perjudicados son ellos mismos. Ellos son los problemáticos, los demás simplemente sufren las consecuencias de su presencia.

En cambio hay otros, que sin obviar las dificultades que se presentan en el día a día, ven las cosas con optimismo, intentan ser positivos, colaboran con una sonrisa cuando hay que echar una mano para resolver un asunto. Da gusto trabajar con ellos. Un buen ejercicio es preguntarse de vez en cuando: cuando yo no estoy presente, los que trabajan conmigo ¿dan un respiro de alivio o me echan en falta?

El ser un solucionador de problemas no debe confundirse con ser una persona que se conforma con todo. Un solucionador de problemas puede llegar a ser muy molesto para un jefe cuando en la empresa se está cometiendo alguna injusticia. Levantará la voz, y bien alta si es preciso, para intentar impedir que se cometan esos abusos, abusos que normalmente perjudican a otros más indefensos.

Termino el año blog-lectores deseándoos a todos lo mejor para el 2011 y dandoos las gracias por la acogida que habéis dado al blog. Avanzado enero os presentaré lo que hemos estado trabajando en el departamento durante los últimos 6 meses, un índice de incertidumbre económica. Feliz año nuevo

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