Una buena parte de las decisiones que se toman en las organizaciones se toman en equipo. No debemos olvidar que tomar decisiones en equipo no es una finalidad “per se” si no un procedimiento de tomar decisiones.
Para que la toma de decisiones en equipo funcione bien han de darse dos condiciones. La primera es que los miembros del equipo tengan un objetivo común. El segundo requisito es que ninguno de los miembros del equipo pueda conseguir el objetivo sin la colaboración de los demás.
Si no se dan esas condiciones no se tiene un equipo. Lo que se tiene es un grupo de personas que trabajan juntas. Con referencia a la primera condición. El objetivo común debe ser algo participado. Debe ser algo que todos los miembros del equipo tengan interés en conseguir.
Con respecto a la segunda condición, para que la interdependencia de acciones conduzca al éxito se requiere que cada miembro sea responsable a la hora de ejecutar lo que le corresponde. La falta de responsabilidad por parte de un miembro hará fracasar el trabajo de todo el equipo. Desde luego que las aportaciones y responsabilidad de los diferentes componentes del equipo serán diferentes. Pero todos han de contribuir responsablemente.
Por otro lado el reconocimiento del logro conseguido debe ir a todos los miembros del equipo. Si se reconoce el éxito a algunos de los miembros en detrimento de los otros se estará minando en el equipo el interés por contribuir. La competición interna en un equipo destruye la eficacia, pues los miembros del equipo estarán compitiendo unos con otros en lugar de perseguir el objetivo común.
No hay que olvidar las decisiones en equipo son un procedimiento y no un fin. Si un objetivo se puede alcanzar con el trabajo individual de cada persona, si no hay interdependencias, entonces no es necesaria la actividad en equipo. Hasta el jueves que viene.
