Cada vez más en Estados Unidos se está imponiendo en los órganos directivos de las empresas el llamado “Decision Quality Officer”. El directivo que se ocupa de este puesto se encarga de asegurar que las decisiones que se toman en el equipo de dirección de la empresa siguen un proceso de decisión correcto.
Los consejos de administración de una empresa deben velar por dos cosas: primero debe vigilar que la empresa esté orientándose hacia la finalidad para la cual se constituyó, y segundo asegurar la viabilidad económica de la organización. De modo similar el puesto de “Decision Quality Officer” lo ocupa la persona de la dirección de la empresa que se encarga de vigilar los procesos de toma de decisiones.
Este DQO vela porque no se le dé al corto plazo un desmesurado protagonismo frente al largo plazo. Vela porque la información que se utilice al tomar las decisiones no sea sesgada e interesada. Que no se oculte información relevante que pueda ser incómoda porque desbarate un plan que queremos hacer. Vela porque se aquilaten bien los riesgos que se asumen en la organización, y que no se tenga una injustificada confianza en que tenemos todos los asuntos controlados.
Cada vez las empresas son más conscientes de la importancia de los procesos de toma de decisiones. No es suficiente saber de finanzas, de ventas o de estrategia. Sobre eso ya hay buenos profesionales. A lo que se ha prestado hasta ahora menos atención en las empresas es a la corrección del “proceso” como se toman las decisiones. Las empresas están empezando a descubrir la importancia de este asunto y o bien están incorporando a sus órganos de gobierno la persona encargada de este asunto o bien están contratando consultores que auditen el modo como se toman las decisiones.
Un buen proceso de toma de decisiones evita errores que, de otro modo, habría que lamentar en el futuro. Hasta el jueves que viene.
