Icono del sitio Toma de Decisiones Miguel A. Ariño

Confundir los deseos con la realidad

Hay un error muy común en la toma de decisiones que es el confundir los deseos con la realidad. Cuando uno hace un plan, solo se suele contemplar lo bien que va a salir y no se contempla que pueda fracasar.

Lo digo por dos titulares que aparecieron el pasado domingo en la portada de La Vanguardia, el periódico de más solera de Cataluña. Uno hace referencia al anuncio que hizo el presidente del gobierno unos días antes de que a partir de no sé que mes y durante un periodo de tiempo, los billetes de los trenes de cercanías serían gratis. En seguida pensé en lo que está pasando en las autopistas catalanas en las que hace unos meses se dejó de cobrar peaje: colapso en varias de ellas. Hay voces que están diciendo que vuelvan los peajes para evitar las inmensas colas que se están formando.

Cuando oí el anuncio de los billetes de trenes de cercanías gratis, pensé «colapso en esos trenes»·. El titular del periódico citaba unas declaraciones de la ministro de transporte: “El sistema absorberá el aumento de la demanda”. Esto me suena más a un deseo que a un análisis serio de lo que va a pasar.

El segundo titular decía “La unión de Madrid y Barcelona superaría a Silicon Valley. Si ambas ciudades colaboraran serían el cuarto polo mundial de atracción de talento en investigación y tecnología…” Si esto lo hubiera dicho un organismo independiente no sería sospechoso, pero está afirmación procedía de un estudio hecho en una institución con sede en Barcelona. Sospechoso otra vez.

Ha sucedido también con la inflación. Durante meses se nos ha estado diciendo que era una cosa puntual en el tiempo. Eso era lo que deseaban los gobernantes, pero al final la realidad es testaruda y no atiende a nuestros deseos. No nos obedece.

Esto es como cuando se habla de los consejeros independientes de los consejos de administración ¿Cómo se puede ser independiente si te paga el que te ha nombrado consejero? O de la colegialidad en los órganos de gobierno cuando el que elige a sus miembros es el jefe. Se confunden los deseos con la realidad. Hasta el jueves que viene.

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