Una de las ventajas de haber iniciado este blog hace ya más de 10 años es que muchos antiguos alumnos lo leen de vez en cuando y esto sirve para que me recuerden. En general me recuerdan con el mismo aprecio que yo a ellos. Frecuentemente cuando me encuentro a algún antiguo alumno que hace tiempo que no veo, enseguida me dice “leo tu blog”.
Este verano me he encontrado con uno que hace tiempo que no veía. Me comentaba que hace un año había llegado un jefe nuevo a su departamento y que había empezado a organizar las cosas sin tener en cuenta cómo las estaban haciendo hasta ahora. Daba órdenes y decía a cada uno lo que tenía que hacer. Total, desconcierto en el equipo. Sorpresa ante cambios de los que no se sabía el por qué.
Cuando uno empieza un nuevo trabajo la más elemental medida de prudencia es enterarse cómo se hacen allí las cosas. Si se hacen de tal manera, por alguna razón será. Y solo cuando uno se ha hecho con la situación empezar poco a poco haciendo mejoras. Siempre contando con la opinión de los que llevan allí más tiempo, que normalmente tienen mucho que decir.
Empezar a reorganizar todas las cosas es despreciar el trabajo de sus predecesores y de sus colaboradores. Jefe, ten en cuenta las opiniones de tu gente y será más sencilla su función de directivo. Hasta el jueves que viene.
