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Lectura y estres

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La actividad profesional en muchos casos es exigente. No paramos de hacer cosas, gestiones, resolver problemas, etc. Eso en el trabajo y luego en casa también hay que estar pendientes de muchas cosas. Parece que no paramos.

En este blog, en distintas ocasiones he hablado de la necesidad de la contemplación. De pararse a contemplar distendidamente lo que nos rodea, un paisaje, la gente, etc. Un buen modo de poner freno a nuestra vida y de ir con más calma es la lectura. Recomiendo leer buenos libros. En español tenemos la ventaja de que hay muy buena literatura. Desde las magistrales obras de teatro de nuestro siglo de oro, Lope de Vega, Calderón, hasta las novelas clásicas. Recomiendo leer pausadamente y sin prisa el Quijote. Pero también las novelas ejemplares de Cervantes son cortas y se leen fácilmente. Los episodios nacionales de Galdós. Etc.

De la novela rusa del siglo XIX, aunque algunas obras son largas y confusas, recomiendo Crimen y Castigo o Ana Karenina de Dostoyevski y Tolstoy. Pero lectura sin atosigarse. No me atrevo a aconsejar Guerra y Paz. Leer poesía es también un modo de poner calma en nuestra vida, desde Berceo, Manrique, Bécquer, Machado…. Y por supuesto, la novela contemporánea puede formar y distraer

En definitiva, mi reflexión de esta semana es aprovechar las grandes oportunidades que nos ofrece la vida y no gastarla en acción, acción, acción. Contemplar la riqueza que hay a nuestro alrededor. Una buena conversación sin prisas con las personas que tenemos a nuestro alrededor y nos aprecian, es también una forma de contemplar. Hasta el jueves que viene.

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