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Flexibilidad: Clave para Decidir Bien

A menudo, lo difícil no es tomar una decisión, sino estar dispuesto a cambiarla cuando surgen nuevas y mejores alternativas. En este post comparto una situación real que ilustra cómo el apego a lo decidido puede jugar en contra. La flexibilidad no es debilidad: es inteligencia práctica.

Me lo contó un amigo. Estaba en no sé qué aeropuerto de Estados Unidos a punto de volver a España. De pronto, del mostrador de embarque llamaron por megafonía a cuatro pasajeros. Entre ellos mi amigo. No sé porqué razón escogieron a esos cuatro. Les ofrecieron por no sé qué razón, si había overbooking o qué, el caso es que les ofrecieron acomodarlos en un vuelo 5 horas más tarde y darles por ello una compensación de unos 400 dólares (serían 360 euros). Me contaba este amigo que ninguno de los cuatro aceptó. Más tarde, comentaron entre ellos que realmente la oferta era buena, pero ninguno la aceptó.

Lo que suele pasar en estos casos es que uno piensa llegar a casa en tal momento, y cualquier cosa que perturbe los planes es molesta, por lo que no se acepta una alternativa, aunque sea mejor que lo escogido inicialmente.

Consejo, no apegarse a lo decidido inicialmente, y si llega nueva información, estar dispuesto a cambiar de alternativa. Este consejo, por sencillo que parezca no es fácil de seguir. Cuando ya tenemos decidido algo, no solemos valorar la información que nos sugiera que una alternativa puede ser mejor. No la consideramos. Prestamos solo atención a las razones que avalan nuestra decisión inicial. Y de esta manera dejamos pasar opciones que son realmente buenas. Hace falta flexibilidad. Espero que os sea útil esta sencilla consideración de esta semana. Hasta el jueves que viene.

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