Es frecuente en las organizaciones que uno esté pendiente del jefe. De quedar bien ante él y de que el jefe esté contento con uno. Uno sube en el organigrama de la empresa y tiene aumentos de salario si sus jefes están contentos con él. Esto hace que uno preste menos atención a los que tiene por debajo. Total, la trayectoria de uno en la empresa depende de sus jefes y no de los de abajo.
De ahí que en muchos casos la gente no este contenta con sus jefes. Una encuesta realizada hace algunos años en Estados Unidos arrojaba datos reveladores: el 70% de los empleados en distintas compañías no estaban a gusto en sus puestos de trabajo y el 87% no se sentían comprometidos con sus respectivas compañías.
¿Pueden extrañarnos estos datos? A mi no, si los jefes no piensan en su gente sino en los jefes que ellos tienen ¿Qué van a pensar y sentir los empleados de abajo? Yo creo que la labor de un directivo consiste en distribuir trabajo entre su gente y facilitarles que puedan hacerlo bien. Es una función de servicio a los demás.
Parece obvio lo que digo, pero no lo es a juzgar por cómo se actúa en muchas compañías. Ese es mi concepto de líder. Si los empleados se sienten valorados, se comprometen con la empresa. Y empleados comprometidos significa clientes satisfechos. Siempre que la empresa tenga una buena estrategia. Si no, no hay nada que hacer. Si el jefe no se preocupa de su gente, estos no se comprometen y los costes de la empresa se disparan. Hasta el jueves que viene.
