Desde hace tiempo cada año hago el camino de Santiago, los 113 últimos kilómetros. Siempre el mismo trayecto y descansando y repostando en los mismos sitios. Ya me conocen. Esta experiencia me ha permitido este año reflexionar sobre cómo una iniciativa ha transformado y mejorado una comunidad.
Resulta que la costumbre de llegar a Santiago andando desde cualquier parte para venerar la tumba del apóstol data de la edad media. Pero la costumbre se perdió prácticamente y se convirtió en un hecho histórico. De repente, en el año 1993, año santo compostelano (que es cuando el día 25 de julio cae en domingo) el gobierno de la comunidad gallega se empeñó en revitalizar esa costumbre. Puso albergues donde por pasar la noche se pagaba una voluntaria pequeña cantidad, señalizó el camino para que la gente no se perdiera, hizo campaña turística, etc.
Resultado: cada año casi medio millón de peregrinos llegan a la ciudad después de haber recorrido al menos 100 kilómetros. Vienen de todas partes del mundo: españoles, brasileños, estadounidenses, australianos, etc. Hay una cantidad desproporcionada de peregrinos de Taiwan.
Cada año ha ido a más y cada vez es mayor el número de gente de cualquier parte del mundo que sueña con hacer el camino algún día. Muchos de ellos desde la frontera francesa a unos 800 kilómetros de Santiago. Ni que decir tiene que esta iniciativa ha generado una gran cantidad de actividad económica, cultural, y de todo tipo en esa región de España que apenas tiene 2,7 millones de habitantes.
Me parece un ejemplo de iniciativa y creatividad para la mejora de una sociedad que puede servir de ejemplo a los directivos interesados dar un impulso creativo en sus organizaciones. Imaginación al poder. Hay muchas posibilidades. Os dejo otro video continuación de el de la semana pasada. Hasta el jueves que viene y felices vacaciones a los que las empezáis ahora.
