Icono del sitio Toma de Decisiones Miguel A. Ariño

El riesgo de tener siempre razón

Me parece que fue Unamuno quien dijo: “Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrese lo tonto que es”. Un colega del IESE una vez me dijo “ya me gustaría estar tan se guro de algo como algunos lo están de todo”. En una mesa redonda en la que participé hace unos años recuerdo que había uno que afirmaba con rotundidad unas ideas en las que los demás contertulios discrepábamos. Esta persona en lugar de abrirse a la posibilidad de que las cosas fueran algo distintas a como él pensaba, se aferraba y argumentaba, sin escuchar los argumentos de los demás. Llegué a la conclusión de que el grado de estupideces que una persona puede llegar decir está correlacionado con la intensidad con que las afirma.

Uno tiene que tener sus propias ideas, pero ha de estar abierto a la posibilidad de estar equivocado, o a que, sin estar equivocado, aceptar que otras personas pueden estar pensando de modo distinto.

Esto es especialmente importante cuando uno es jefe. Es entonces cuando más abierto ha de estar a cambiar de opinión y a escuchar a los demás. Pues si uno es jefe, tiene poder, y puede usar este poder para conseguir que nadie le contradiga, y entonces todo es un desastre. Es un jefe que no aprovecha las ideas de los demás. Es un jefe que si está equivocado ha cerrado las posibilidades de contrastar sus opiniones y de corregir. Es un jefe que se aísla de su gente y que al final es el hazme reír de toda la organización.

Consejo, considera la posibilidad de estar equivocado. Piensa que es posible que otros tengan razón. Sé flexible. Hasta el jueves que viene.

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