
Un directivo no es una persona que espera a que alguien le diga qué es lo que tiene que hacer. Lleva él la iniciativa. Es un hombre de acción. Y al actuar, las cosas pueden salir bien, o pueden salir mal, siendo normalmente el directivo el responsable de los éxitos y de los fracasos. Esta posibilidad de que las cosas no salgan bien genera inseguridad y miedo a muchos directivos. Además como el impacto subjetivo negativo de un fracaso es muy superior al impacto subjetivo positivo de un acierto, el temor al fracaso es mucho mayor.
Ante esta situación muchos directivos reaccionan con una fingida fortaleza y seguridad que no es sino un modo de esconder sus tribulaciones y debilidades. Se autoconvencen de que ellos tienen siempre la razón. Así evitan pensar en la posibilidad de que puedan equivocarse. Esto les hace rodearse de aduladores (le dan seguridad) y les hace denostar a cualquiera que pueda opinar de manera distinta a como ellos piensan.
Directivo, no tengas miedo a mostrarte tal como eres. No tengas miedo a manifestar que tienes dudas de si hacer esto o lo otro. Todo el mundo entiende que a veces las situaciones son complejas y no está claro qué es lo que hay que hacer. Esta apertura a la duda te abrirá a escuchar opiniones de los demás. Darás posibilidad de que te ayude gente muy capacitada. Compartirás con ellos la responsabilidad de lo que vaya bien y lo que vaya mal. Dirigirás de un modo humano. Tendrás a la gente contigo y te apreciarán.
El 8 de noviembre tenemos la reunión anual de antiguos alumnos del IESE. Será en el palacio de congresos de Barcelona. Ya hay más de dos mil apuntados. Espero encontrarme con muchos de vosotros allí.