Icono del sitio Toma de Decisiones Miguel A. Ariño

Profecías autocumplidas

Cada vez es mayor el número de empresas que remuneran a su gente, en parte, en función de los objetivos conseguidos. Por lo que he ido escribiendo en diversos mensajes tiempo atrás, muchos sabéis que esto me parece un error. La idea que subyace a esta práctica es que la gente se mueve principalmente por dinero.

Evidentemente un salario justo suficiente es algo necesario para que una organización funcione. Pero de esto a convertir el incentivo económico en la principal palanca para que la gente haga su trabajo me parece un barbaridad. Una vez la gente tiene asegurado un sueldo justo y suficiente hay otras razones por las que la gente trabaja: desarrollar las capacidades que uno tiene y adquirir una cualificación profesional; sentirse útil, desarrollando una actividad que facilite la vida a otros.

Sin embargo, en muchos casos, quizá por seguir la moda, muchas empresas sin meditarlo suficientemente se lanzan a los incentivos económicos, y lo que consiguen es que la gente acabe trabajando exclusivamente por motivos económicos. Es la típica profecía que con solo formularla ya se cumple. El razonamiento que hace la gente es que si hay incentivos económicos, aquellas actividades que no están incentivadas es que no son importantes, y por lo tanto no merece la pena dedicarles tiempo. Por lo que la gente se dedica a hacer solo las cosas que tienen asociadas un incentivo económico.

Con esto se consigue en primer lugar frustrar a la gente, que ve que los esfuerzos por hacer las cosas bien no son valorados, y por otro lado, que la dirección de la compañía constate que efectivamente la gente solo trabaja por dinero. Es la conducta que han provocado.

Te planteo un reto: elimina todos los incentivos económicos y parte variables en los sueldos de tu compañía. Ojo cómo lo haces porque puedes destruir tu compañía (los compromisos adquiridos hay que cumplirlos). Pero si lo haces bien el buen ambiente aflorará inmediatamente.

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