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El argumento de cuidar la naturaleza pensando en las futuras generaciones, a mi juicio, es un argumento poco válido. Imaginad que se les pide a mis bisabuelos que vivieron hace 100 años que se sacrificaran para que nosotros, 100 años después vivamos mejor. Si ya vivimos mucho mejor que la generación de hace 100 años. Sus sacrificios, importantes para ellos, habrían causado una mejora mínima en nuestras vidas. Del mismo modo, los que vivan en 2125 van a vivir mucho mejor que nosotros. El progreso tecnológico va a ser brutal. Las comodidades de que van a disfrutar van a ser espectaculares ¿Sacrificarnos ahora pensando en unos señores que van a vivir mucho mejor que nosotros dentro de 100 años?

Mucho nos preocupamos por esta solidaridad intergeneracional. Pero ¿qué hay de la solidaridad intrageneracional? La solidaridad con los que están viviendo ahora en el mundo. Se calcula que unos mil cien millones de personas en el mundo, más de 1 de cada 7, vive en situación de pobreza aguda. La definición de pobreza aguda depende del lugar donde uno vive. No es lo mismo vivir con 5 dólares al día en Somalia que en Estados Unidos ¿No deberíamos preocuparnos más de la solidaridad con nuestros coetáneos que pasan hambre y no tanto de las generaciones futuras, que tendrán muchas más posibilidades que las actuales?

La mejor manera de preocuparnos de las generaciones futuras es proporcionar educación y recursos a la generación actual. Si se consigue aumentar el nivel de vida de la actual generación, las futuras generaciones tendrán un mejor nivel de vida. Y de los recursos naturales, si se sobreutilizan unos su precio aumentará y se buscarán sustitutos. Nunca se ha vivido mejor que ahora, y en el futuro vivirán mejor que nosotros.

En ningún momento digo que no hay que cuidar la tierra. Por supuesto que hay que cuidarla, pero por las razones que expongo y no por las muchas que se dicen en periódicos y foros. Al menos es mi opinión, que por supuesto puede rebatirse con argumentos civilizados. Hasta el jueves que viene.

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Miguel Angel Ariño es Catedrático de IESE Business School y conferenciante, experto internacional en toma de decisiones, estrategia y liderazgo. Con más de 35 años de experiencia global, ayuda a Consejos de Administración y a la alta dirección a transformar la complejidad en claridad estratégica, impulsando un crecimiento sostenible y ético.

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6 COMENTARIOS

  1. Gracias MA, totalmente de acuerdo. El progreso de hoy es mayor impulso para el mañana porque, como dijo Stephen Hawkins, avanzamos a «hombros de gigantes». Los gigantes tenemos que ser nosotros para que las generaciones futuras puedan subirse en nuestros hombros y progresar aún más. Esto es perfectamente compatible con hacer lo correcto y hacer el bien. No son excluyentes como algunos nos quieren hacer creer. Un abrazo!

    • Gracias Esperanza por tu comentario. Efectivamente tenemos que hacer las cosas de modo que se posibilite el desarrollo de las futuras generaciones. Pero serán ellas las protagonistas de su tiempo.
      Gracias una vez más por participar en el blog, y un abrazo,
      Miguel Angel

  2. Si, es un punto de vista muy razonable. Pero posiblemente habría que profundizar un poco más en lo que entendemos por progreso. No es lo mismo tratar de proporcionar los recursos que necesitan nuestros coetaneos, que generarles nuevas necesidades artificiales (y muchas veces superfluas) para acelerar un consumo insostenible que está dañando nuestra casa. Progreso y cuidado de la naturaleza son compatibles.

    • No puedo estar más de acuerdo contigo Anónimo. Crucial qué se entiende por progreso. Pues muchas veces se identifica progreso con progreso material, y las personas somos cuerpo y espíritu. Has tocado un tema crucial.
      Saludos,
      Miguel Angel

  3. Hola
    En términos de Humanidad, leo: «Pero además ¿no deberíamos preocuparnos más por los que lo pasan mal de nuestra actual generación? La verdadera solidaridad empieza ahora.»
    Parece evidente que «los que lo pasan mal» – ahora- no «sufren» demasiado por el «Planeta», sino que tratan de vivir con sus propios recursos y además, llenos de expectativas (razonables, creo yo) por lo que «ven» de los Países más desarrollados en los medios de comunicación actuales (intensivos y extensivos como nunca fueron). Del mismo modo es claro, pienso yo, que su actuación, la de «los que lo pasan mal» influye igualmente sobre el Planeta que la (supongamos idéntica) que tenemos los que «estamos mejor». Simplificando; en mi opinión, no se puede exigir que «los que lo pasan mal», que aun «no han llegado» actúen, por lo que hace a la sostenibilidad del Planeta, como nosotros que ya estamos de vuelta. No cabe criticar que deseen y consigan un automóvil, una casa, etc. etc. que contaminará igual que el que se pretende abandonar, de modo más o menos inmediato, en el mundo desarrollado.
    No se cómo, porque fácil no es, pero de poco sirve no se qué y no se qué y no se qué más entre nosotros, si el delta del Niger sigue siendo un estercolero (y mil situaciones más). En mi opinión, insisto en que no sabría dar la receta, conviene actuar sobre lo que está mal en un 80 ó 90% y no «atosigarse» tanto con mejorar los que ya está bastante mejor que aquello. Con visión de Planeta; claro
    Resumen: De acuerdo con el planteamiento Sr Ariño
    saludos

    • Efectivamente anónimo, has tocado un tema crucial que se me ha pasado por alto incluir en el blog. Cuando el occidente ha usado los recursos de la tierra todo lo que ha querido ¿Vamos a imponer restricciones en el uso de los recursos a unos países que tienen el legítimo derecho y aspiración de prosperar económicamente?
      Gracias por apuntar esta idea que es fundamental.
      Saludos,
      Miguel Angel

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