Me explicó un amigo hace tiempo la razón por la que se desprendió de la segunda casa que tenía en un lugar en el Pirineo catalán, en la Cerdanya, donde frecuentemente pasaba fines de semana. Ya tiene a los hijos mayores y comentaba un día con su mujer:”Tenemos que ir a la Cerdanya a revisar….” Me decía que en ese momento los dos se percataron que tenían que vender la casa. Se dijeron los dos “¿Tenemos que ir…?”. Se dieron cuenta que esa casa empezaba a esclavizarles y fueron tajantes: la vendieron.
Muchas veces nos esclavizamos con obligaciones innecesarias que nos auto-imponemos por no se sabe qué razones. A nivel familiar esto a veces hace que a los niños se les asfixie con un exhaustivo programa de actividades extraescolares: música, ballet, baloncesto. Quizá más ratos de convivencia familiar sean más formativos.
Me parece que una de las razones del estrés en que se encuentra mucha gente es el querer abarcar muchas cosas que nos auto-imponemos como obligaciones que realmente no son necesarias. Ni siquiera convenientes. Quizá para no sentirnos inferiores cuando nos comparamos con los demás nos obligamos a hacer cosas que nos parecen imprescindibles y de las que realmente se puede prescindir.
Cuántas insatisfacciones subjetivas y sin base real genera el compararse con los demás. No te compares y vivirás más feliz. No es necesario tener una segunda casa, vacaciones exóticas, clases de piano y de ballet… Conversaciones con buenos amigos producen satisfacciones, son low cost y no estresan. Consejo: no te compares con los demás. Serás mucho más feliz. Hasta el jueves que viene.
Hola Miguel Angel,
Gracias una vez más por tu post. Quizás si empezáramos a encontrar dentro lo que con tanto ahínco buscamos fuera, no tuviéramos ese apego por formar parte de una tribu que, en algunas ocasiones, poco o nada nos aporta.
Un abrazo y feliz día
Muchas gracias Koakura por tu participación,
Saludos,
Miguel Angel
Ver razonamientos tan claros y simples a situaciones que nos empeñamos en hacer complejas, es una bocanada de aire fresco. !Que razón tienes sobre la bondad de la charla con amigos¡.
José, es mi hobby favorito, una buena conversación con unos buenos amigos, pocos no muchos cada vez,
Gracias,
Miguel Angel
Estimado Miguel,
solamente un palabra, ” gracias ”
Un abrazo
Raul, muy de agradecer tu comentario. Anima a continuar con el blog.
Saludos,
Miguel Angel
Buenos días
Gracias por esta reflexión, a la cual me permito poner un matiz.
Estoy totalmente de acuerdo en la necesidad de eliminar la obligaciones innecesarias.
Pero en cuanto a compararnos con los demás, comparto una anécdota.
En clase de música, cuando era pequeña, tuve dos compañeros diferentes. Con el primero de ellos, no avancé ni trabajé tanto como con el segundo. Mi primer compañero no practicaba mucho pero fue todo lo contrario con el segundo. Compararme con esta segunda persona me llevó a esforzarme más y mejorar mucho. Y eso conllevó la felicidad de conseguir buenos resultados
Gracias y un abrazo
Gracias Silvia por establecer la distinción entre compararnos con los demás y aprender de los demás. Esto último es fundamental.
Saludos,
Miguel Angel
¡Sabia reflexión! Valorar la propia suerte y quejarse poco son claves 😉
Un saludo 😉
Sabio comentario el tuyo José María.
Saludos,
Miguel Angel
La decisión de vender la casa evidentemente era la acertada.
Cuando uno va cumpliendo años (tampoco hace falta cumplir tantos) se da cuenta de que cada día queda menos tiempo y nos pasamos la mitad de la vida haciendo lo que los demás esperan que hagamos (triunfar, tener éxito profesional, dinero, comprar casas etc.) y es bueno darse cuenta de que también tenemos que hacer lo que nos guste o apetezca aunque este socialmente peor visto o sea menos glamuroso. Conozco algunas personas, sobre todo mujeres, que han decidido dejar su prometedora carrera para vivir una vida mas tranquila y posiblemente mas plena pues no hay nada mas pleno que dedicarse a lo que a uno le guste o le reporta bienestar, ya sea porque tengan mas tiempo, menos estrés o les aporte la posibilidad de poner su vida profesional en segundo lugar. En fin, cada uno tiene su escala de valores. Con ello no quiero decir que haya gente que el trabajo ocupe el primer lugar y sea lo que les llene la vida. Es genial el problema surge cuando uno se jubila.
Gracias Rotor, efectivamente cada uno tiene su escala de valores como bien dices. Yo solo añadiría que cada uno se debe preocupar de que lo que valora realmente vale, no sea que uno esté valorando cosas que no valen y le lleven a la nada.
Gracias por participar y saludos,
Miguel Angel
Evidentemente, pero al final casi todo el mundo de viejito valora la familia, los amigos, las buenas conversaciones, hacer un balance donde hayas ayudado a los demás, haya alguien que te eche de menos cuando te mueras y sientas que hiciste tu trabajo, el que sea, lo mejor que podias. No me refería al hedonismo puro y duro, al bienestar pasivo.
Gracias por tu reflexión !! ; ) Tienes toda la razón.
Pues muchas gracias Anónimo, quien quiera que seas.
Saludos,
Miguel Angel
Apreciado Prof. M. Ángel, ha tocado un tema clave de carácter pedagógico, donde lo esencial es tan simple que resulta chocante. Tendemos a esclavizarnos y meternos en una especie de corsé poco razonable. El hombre/mujer y sus circunstancias, es evidente los mil y un ejemplo, pero me quedo con uno “La vivienda de primera residencial” que tiende a anclarte en una región determinada. El concepto de alquiler de vivienda, esta muy extendido el el resto de Europa y hoy en día el tema laboral es tan cambiante que hay que pensarlo equilibradamente. De todo ello se desprende que el conocimiento de uno mismo, te hace sencillamente Feliz, sin olvidar el equilibrio y el verdadero “valor” de la familia, amigos y conocidos.
Gracias por la atención, buen fin de semana, Ramón.
Apreciado Ramón, muy adcertadas me parece tu intervención. Abubnda en el contenido del mensaje de esta semana.
Gracias,
Miguel Angel
Hola Miguel Ángel
Seguro que ese amigo tuyo vio la película “Las verdes praderas”, de Alfredo Landa…
Pues la verdad que no lo sé.
gracias Alberto,
Miguel Angel
100% de acuerdo.
Bueno, Miguel Ángel, este post apartará más de un Iceberg que entorpezca nuestro rumbo! Un abrazo
Muchas gracias Chus,
saludos,
Miguel Angel
La fuerza de la costumbre es de las mas potentes en el curso de los avatares del dia a dia.Cambiar algo o decidir un nuevo rumbo es solo al alcance de personas de buen bagage.Ejemplo: En un estudio de sopas, se ha detectado que ha “bar-cenas” le apetecen solo las sopas de sobre.
No entiendo Luis tu comentario, pero gracias de todas formas,
Miguel Angel
Gracias Miguel, completamente de acuerdo.
Gracias a tí Anónimo, pero ¿Quien eres?
saludos,
Miguel Angel
Buen post y muy bien desarrollado.
Un poco en la dirección de Silvia. Compararte con los demás puede generar estrés o mejora. Silvia ha tocado el punto de la mejora y yo me pregunto ¿cuando compararte genera estrés?.
Creo que la comparación es “no conveneinte” cuando sólo genera querer lo que los otros tienen pero sin estar dispuesto a esforzarse como los otros lo han hecho. También hay que reconocer que unos están más dotados que otros para ciertas cosas o actividades, aunque está claro que aunque estés dotado para algo conseguir la exdelencia requiere esfuerzo.
Analizando, creo que el estrés te llega cuando no estás dispuesto a realizar el esfuerzo necesario (a veces te puede llevar todas las horas del dia) pero sigues queriendo lo que los otros tienen. Por tanto, bajo este punto de vista, el estrés seria la consecuencia más de la envidia (o la incapazidad propia de algo) que de las obligaciones que nos autoimponemos (que lo que sí que hacen es restar tiempo de lo que realmente tiene valor en nuestras vidas).
Muy buena reflexión Juan Carlos, que distingue casos interesantes,
Saludos,
Miguel Angel
Muy real sin dudas. Puede haber más fuentes: hay demasiadas campañas de marketing y venta para que hagamos cosas que no necesitamos y que llevan al mismo resultado que comentas. Luego hay campañas complementarias que nos animan a tomar cursos para liberarnos del estrés…. Para esto el antídoto es saber que así funciona (Gracias Miguel Ángel por recordárnoslo), estar atento y tener la personalidad y la visión crítica para no caer en la tentación! Fuerte abrazo
Perdona, olvidé identificarme.
Muchas gracias Alejandro. recuerdo cuando os daba clases a los MBA’96,
Un abrazo,
Miguel Angel
Excelente reflexión… y tan real que nos toca a todos. Muchas gracias!
Saludos desde Lisboa
Sory! Me identifico.
Muchas gracias Graça, me alegra saber que también se lee este mail en Portugal.
Saludos,
Miguel Angel
Creo que la ausencia de propiedades elimina muchísimas preocupaciones y nos puede hacer más felices.
No hace falta ser un monje budista para ello. Leí hace unos años que un multimillonario americano seguía esta filosofía alquilando todo lo que podía. No tenía casa, ni coche, ni muchas cosas propias, pero vivía a cuerpo de rey como el millonario que era. Me pareció muy curioso.
Yo soñaba con tener coche de empresa hasta que me empezó dar igual rozar el mío (me costó). Pero no conseguí convencer a mi mujer de que vivir de alquiler toda la vida era una gran idea, y la casa y sus “obligaciones” asociadas son una enorme fuente de estrés, por supuesto 🙂
Luis
Gracias Luis por tu comentario, efectivamente, las posesiones se disfrutan, pero también generan problemas, hay que saber mantener un sano equilibrio.
Saludos,
Miguel Angel
Miguel Angel, no puedo estar mas de acuerdo con lo que dices. Me parece que toda comparacion puede llevar al equivoco y en realidad pensar lo que no es y viceversa. Una de las frases que mas me fascinan y que procuro repetir a mis hijos es esa de ‘no es mas el que tiene sino el que menos necesita’. La aprendi en mis 6 anyos en UK y sin duda me va de maravilla (y espero que a mis hijos tambien!). Un abrazo
Anónimo. Muchas gracias por comentar. La preocupación por la educación de los hijos, fundamental.
Saludos,
Miguel Angel
Miguel Angel, qué gran verdad la que dejas plasmada en este post. Aunque sea difícil, tenemos que poner todos nuestros esfuerzos en perseguir y valorar las cosas sencillas que nos da la vida, en vez de agobiarnos con el “y yo más ….”. Muchas gracias y un fuerte abrazo.
Sí Emilio, simplificarnos trae grandes ventajas.
Saludos,
Miguel Angel