Una de las cosas que más daño hace a la convivencia entre las personas y los grupos de personas es el difundir opiniones negativas sobre los demás sean estos personas, colectivos, etc. Rara vez hay necesidad de hacerlo. Y si hay que hacerlo ha de ser asegurándose que lo que se difunde es cierto y para evitar que se haga un daño a terceros. Si es por difundir una mala práctica que no perjudica a nadie, es innecesario hacerlo. Sería una difamación innecesaria que daña al difamado y convierte en mala persona al difamador. Y no digamos si además es mentira, y se difunde por hacer daño. Sería una calumnia. Además, siempre que se agrede el honor de otros hay que restituir. Y esto suele ser muy difícil.
Me ha inspirado el mensaje de esta semana la noticia de un informe de una firma de inversión estadounidense, Gotham City Research, denunciando que la multinacional Grifols ha manipulado sus estados contables. Consecuencia, en tres días las acciones de la empresa están bajando entre el 30 y el 40%.
Yo no sé si esto será cierto. Pero para afirmarlo Gotham tiene que estar muy segura de lo que afirma. Si fuera cierto, cosa que yo ni afirmo ni desmiento porque no tengo ni idea, quizá estuviera justificado emitir el informe para minimizar en la medida de lo posible el impacto negativo a los accionistas. Aunque también se podrían utilizar otros métodos. Si es falso, el daño económico y reputacional para la empresa es inmenso e injustificado. No me voy a extender en la denuncia que en 2014 hizo Gotham sobre una aparentemente exitosa empresa española, denuncia que resultó ser cierta. Poco después esta empresa quebró. Tampoco voy a hablar de las prácticas inversoras de Gotham, que nos llevaría muy lejos.
Solo advertir del cuidado que hemos de tener a la hora de emitir opiniones sobre otros. Ojo con las difamaciones y mucho más ojo con las calumnias. Hasta el jueves que viene.