Cotillas profesionales

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Suelen ser personas amables que empiezan cayendo bien las primeras veces que uno los trata, pero que enseguida uno se da cuenta que lo único que pretenden es estar enterados de todo. Con el tiempo la gente se distancia de ellos como de moscas pegajosas a intentar evitar.

Cuando llega uno nuevo a la organización, el cotilla profesional se abalanza sobre él como una nueva presa. Las anteriores ya se han cansado de él y lo evitan. Uno nuevo es una nueva oportunidad. El cotilla despliega su amabilidad y el nuevo queda encantado hasta que pasa el tiempo y, como los demás, se harta.

¿Cómo tratar con este perfil de personas? pues muy sencillo. Dándoles trabajo y exigiéndoles que lo hagan. Si la cosa funciona empezarán a ser eficaces en la organización y no dispondrán de tiempo para meter las narices en todos los asuntos. Si no funciona empezarán a sentirse molestos al no ser capaces de resolver los asuntos que se les encomienda, lo cual puede ser todavía más problemático que cuando simplemente eran cotillas. Pero al menos el cotilleo no les sale gratis.

Si hay un cotilla profesional en tu organización evítalo. No pierdas el tiempo con él. Pero como siempre, si puedes hacer algo por que cambie le estarás ayudando.

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Miguel Angel Ariño es Catedrático de IESE Business School y conferenciante, experto internacional en toma de decisiones, estrategia y liderazgo. Con más de 35 años de experiencia global, ayuda a Consejos de Administración y a la alta dirección a transformar la complejidad en claridad estratégica, impulsando un crecimiento sostenible y ético.

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6 COMENTARIOS

  1. Una gran verdad!

    Mi esperiencia me ha enseñado que los cotillas pueden tener un doble filo, uno es el que comentas de hacer de simple difusores de “noticias” (veraces o no pero siempre con apariencia de honestidad); el segundo es el de difundir la “queja continua” (de lo que sea y hasta sin motivo). Esta segunda dimension, en su grado superlativo, son los que siembran cizaña de forma continua (en su beneficio, generalmente, o inducidos por otros más peligrosos).

    En todas las organizacioens se encuentra gente afín y opositores a lo que uno realiza. Los afines apoyan y los opositores pueden ir de frente (a los que siempre hay que escuchar con humildad y empatia) y los que se esconden (a los que hay que identificar silenciosamente). Estos últimos son los que utilizan a los cotillas, como simple informadores, y a los cizañeros, como armas arrojadizas. En este caso conocer la diferencia ente el organigrama formal y el informal es clave.

    Harina de otro costal es encontrar la manera de desactivarlos y ver cómo se puede aprovechar esa energia en algo útil para la organización.

    Gracias por la reflexión.

  2. Muy buen Post Miguel Angel.
    Sin duda existen este tipo de personajes a los que además catalogaría de TÓXICOS, ya que su patológica actividad cotilla no queda satisfecha en «saber de los demás» sino en contarle a los demás lo que sabe de los otros..eso si…aderezado con su toque personal…
    Asi vemos a estos personajes, que como dices, están enterados de todo o casi todo, generando entornos tóxicos y manipulando relaciones a su antojo. Seguro que habrá cotillas sin mala fe, pero el que habla de uno habla del otro…y esto en la empresa, termina pasando factura. Darle trabajo al cotilla me parece muy buena idea, pero el que es cotilla lo será hasta el final de sus días. El mejor antídoto, como dices, conocerlos y no soltar prenda…que luego radio macuto se encarga de que todo lo el mundo lo sepa.
    un abrazo y feliz verano.
    Luis Serrano

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