Buena voluntad o profesionalidad

Relacionado

Más sobre Directivos Maduros e Inmaduros

Comentaba la semana pasada una de las cualidades que...

Directivos Maduros y Directivos Inmaduros

Comentaba la semana pasada que todo lo que sucede,...

Todo lo que pasa, pasa por alguna razón

Este es un principio básico que creo que viene...

La Toma de Decisiones

Tomamos decisiones porque queremos conseguir un objetivo. Estamos en...

Gobierno de Organizaciones y Sostenibilidad

La semana pasada participé como ponente en el 18º...

Share

Sucede a veces en las organizaciones que, como el jefe quiere evitar problemas, eleva a puestos directivos a personas con buena voluntad. Personas que van a colaborar y sumar dentro de la organización. Personas que no van a crear problemas. A veces estas personas son buenos profesionales y competentes para el puesto que ocupan, pero otras veces no.

Y es que es frecuente confundir buena voluntad con competencia profesional. No basta con tener buenas intenciones y estar a favor de la organización. Hace falta además tener las competencias necesarias para desempeñar el puesto que un ocupa.

El colmo es ya cuando un jefe relega a uno de sus colaboradores, porque resulta incómodo. Y resulta incómodo porque, como es competente a veces advierte de los problemas que pueden surgir si se lleva a cabo uno de los planes que se están pensando. Esto no gusta y se le ve como un colaborador problemático, cuando simplemente es una persona que solo quiere advertir de los problemas que pueden surgir en el futuro si se lleva a cabo lo que se está planteando. Además se siente obligado a advertirlo porque por el puesto que ocupa, es función suya hacer esas advertencias y destapar esos problemas.

Pues no, esas personas son relegadas a segundos planos y se promueven a las buenas personas. Pero el ser buena persona no es garantía de competencia profesional para el puesto que se les asigna. Jefe, si en tu equipo directivo no hay discusiones y no se airean los posibles problemas, seguramente es que estás rodeado de personas que no tienen las cualidades necesarias para dirigir. Hasta el próximo jueves.

6 COMENTARIOS

  1. Buena entrada hoy. Hay otro caso muy frecuente: promocionar a otro puesto (en otro equipo) al que los jefes se quieren quitar de encima, porque es problemático o es incómodo trabajar conél/ella. Esto produce un incentivo perverso: buenos trabajadores ven cómo para ser promocionado o cambiar de puesto hay que resultar incómodo a tus jefes (que quieren evitar problemas).

    • Efectivamente Carlos, mala práctica esa. A cada persona hay que ponerla en su sitio, y ascenderla para quitarla de encima genera muchos problemas, entre ellos el que mencionas.
      Gracias por participar y saludos,
      Miguel Angel

  2. Hay un tipo de organización en que este efecto es generalizado, y perverso: los partidos políticos. A menudo se promueve a aquellos que son muy leales, que no plantean objeciones y que jamás dan malas noticias, aunque sus capacidades no sean las adecuadas. El gran problema se genera cuando estas personas que estan en posiciones de responsabilidad en su partido pasan a tener responsabilidades de gestión en la administración, en posiciones de confianza.
    La lealtad y el esconder las malas noticias no puede ser un valor a tener en cuenta cuando se gestiona el dinero y el futuro de todos. También es verdad que los que tienen capacidad para asumir esas responsabilidades no quieren entrar en ese juego, y estan en la empresa privada. No pasa sólo en España, es bastante común en todas partes.

  3. Saludos prof. Miguel-A y grupo. Para este tema quizás mi aportación resulte poco esclarecedora, pues le daré un enfoque distinto asunto. Volviendo otra vez a mi etapa en los Hipermercados (y espero no aburrirles), al tratarse de una compañía muy grande y en etapa de crecimiento, las continuas necesidades para cubrir nuevas vacantes hacían muy atractiva la empresa. Creo que esta circunstancia y también la formación pionera y excelente en un negocio totalmente nuevo, eran los motivos principales de quienes buscábamos trabajar allí. En el proceso de Selección ya te dibujaban un “Plan de Carrera” muy apetecible y casi sin límites, donde podrías ir avanzando pasando por todos los puestos hasta llegar a la cumbre: Reponedor, Recepcionista, Jefe Sección, Jefe Sector, Dtor. Centro, Dtor. Regional, Dtor. Nacional, Dtor. Continente, Dtor. Intl,… etc. Todo muy atractivo, pero que en la práctica era bastante irreal por dos motivos: 1)Todos los demás trabajadores también aspiraban al mismo objetivo…, y 2)Al final en la cima sólo podrían caber unos cuantos… Pero lo interesante es que era un reto que te entusiasmaba y mucho. Una vez incorporado, eras un llamado “stager” que consistía en una etapa de formación y de trabajo practicando para un primer puesto, el cual llegaba en pocos meses. Luego, con una buena trayectoria de resultados podías pedir o ser ser escogido para un nuevo stage para otro puesto. Siempre promocionabas sólo cuando ya habías demostrado tu valía. En realidad el sistema era muy bueno por tres motivos: 1)Estabas siempre deseoso de dar el máximo, 2)La formación era muy buena y contínua, y 3)En el proceso podían prepararte para puestos y lugares que tú ni habías pensado. Lo que ocurre, a mí entender, es que también tenía este gran inconveniente: las inmensas ganas de todos por ser promocionados degeneraba en una rivalidad y lucha muy poco humanas. Y aquí es el meollo donde quería llegar. En mi opinión, se daba la gran paradoja de que tenías que escoger: si ser una buena persona y abandonar (para dejar de traicionar a los demás), o ser un profesional competente y reconocido (que pasaba por encima de todos) ¿Difícil cuestión, verdad? Pero para un Cristiano no tanto. En fin, otra vez me he salido un poco del tema del profesor, pero creo que valía la pena ver esta otra perspectiva muy poco conocida. Cordialmente, Xavier D.

Deja un comentario

%d