Pasamos en el trabajo una buena parte del día y de nuestra vida. En nuestro trabajo hay siempre aspectos positivos y agradables y momentos de tensión y agresividad. Pasa lo mismo en la familia. Nosotros podemos ser elementos generadores y amplificadores de las tensiones o pacificadores. En el mensaje de esta semana pretendo haceros pensar en lo mucho que podemos hacer para influir en el ambiente laboral. Tanto positiva como negativamente.
¿Somos la típica persona que cuando surge un problema ponemos el grito en el cielo y lo agrandamos o intentamos que se solucione y que afecte negativamente lo menos posible? ¿Somos agoreros viendo continuamente los aspectos negativos de las cosas o, sin negar las dificultades, colaboramos en la solución?
La gran ventaja de una actitud positiva es que se tiene una visión optimista de la vida. Uno desborda optimismo y la gente está muy a gusto con una persona así. Tiene muchos amigos. Uno es más feliz. Los huraños son gente solitaria. Su amargura no atrae. Los que, siendo realista, se fijan más en los aspectos positivos de las cosas son personas atractivas con las que se está muy bien. Generan buen ambiente a su alrededor.
Mucho podemos influir cada uno de nosotros en nuestro ambiente. Esto sirve tanto para el entorno profesional como el familiar. Hasta el próximo jueves.
Interesante como siempre, profesor. El problema son los excesivamente optimistas y que todo lo ven ya hecho para después cuando no sale poner el foco en otro proyecto con el mismo optimismo. Eso, si tienen mando, genera una sensación de falta de confianza en la empresa, en el equipos, y un enorme sentimiento de hartazgo.
Pues hay que tener cuidado con esa actitud que es de inmadurez.
Gracias José por participar.
Saludos,
Miguel Angel
Artículo cargado de sentido común. En mi opinión la clave está en “Los que, siendo realista, se fijan más en los aspectos positivos de las cosas son personas atractivas con las que se está muy bien”. Hay, a mi juicio, personas que viven bajo una nube de optimismo bobalicón y sin sentido ( yo le llamo optimismo de pandereta) que no conduce a ningún sitio. Mi reconocimiento a las personas que desde el realismo de un optimismo funcional, con su pragmatismo cambian y mejoran el ambiente en el que se mueven y hacen avanzar, en todos los aspectos, el mundo.
Julio el realismo siempre es necesario. Mira el comentario anterior, también va en la linea de los que dices.
Gracias y saludos,
Miguel Angel
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