Iniciamos el año y tenemos por delante 365 días. Estos días son un activo que todos tenemos sin importar cuan ricos o pobres somos, cuan listos o tontos o qué otras cualidades podemos tener o carecer. Todos disponemos de 365 días. El rendimiento que saquemos a este activo ya depende de cómo lo usemos. De cómo empleemos estos días de que disponemos
Por tanto, más allá de los propósitos de inicio de año que mucha gente hace, hemos de plantearnos cómo aprovecharlos. Al final del año, estos días se nos habrán gastado sin posibilidad de recuperarlos. Decía el filósofo Leonardo Polo que todo gasto es un gasto de tiempo.
Hay quien se plante a el uso del tiempo como una posibilidad de hacer cosas, de ser eficaz, de conseguir resultados. Todo eso está muy bien, pero está la pregunta esos resultados, esa eficacia ¿para qué? Yo hace tiempo que me he contestado a esa pregunta y quiero compartir con vosotros mis reflexiones. Tengo que aprovechar este tiempo para ser mejor persona. Si dentro de un año soy mejor persona que ahora habré aprovechado el tiempo. Si soy mucho mejor persona, habré aprovechado mucho el tiempo y si no soy mejor, habré perdido miserablemente un tiempo que no puedo recuperar.
¿Y cómo saber si soy o no mejor persona? Esta pregunta es muy profunda, por lo que solo voy a ofrecer algunas ideas. Mejoro como persona si soy mejor profesional, es decir, si trabajo bien, si en el proceso aprendo a hacer mejor las cosas. También soy mejor persona si soy mejor padre de familia, o madre de familia, o hermano o hijo o abuelo. Mejor amigo de las personas que trato, mejor colega de mis compañeros de trabajo. Pero al final todas estas mejoras se reducen a si sirvo mejor a los demás. Si concibo mi vida como un servicio. Si los demás pueden contar conmigo.
El egoísmo, el ir uno a la suya pensando en sus objetivos puede llevar a una vida eficaz, pero ¿de qué me sirve la eficacia si no puedo mejorar la vida de los demás? Los resultados que consigas no te los llevas contigo a la tumba. Ya lo he escrito en alguna otra ocasión, una buena pregunta a hacerse es si yo ayudo a resolver problemas o soy un generador de problemas. Si los demás se alegran cuando yo estoy presente o respiran con tranquilidad cuando yo estoy ausente. Los 364 días que tenemos por delante son una hoja en blanco (o azul para justificar la imagen de este post) que irremisiblemente vamos a rellenar haciéndonos mejores o peores personas.
Imposible haberlo resumido mejor. Enhorabuena y Feliz escritura de tus 365 dias.
Muchas gracias JVAG, espero poder escribirlos bien, si no… malo.
Saludos,
Miguel Angel
Extraordinaria reflexión, como siempre. Feliz año.
Gracias Jesús,
Feliz año
Miguel Angel
Concebir la vida como servicio y que los demás puedan contar con uno para que se alegren de vernos los 364 días que hay por delante. Un propósito genial para ser un poco mejor persona en 2019. Gracias!
me alegro Marta que te haya sido útil el post de esta semana.
Saludos,
Miguel Angel
“Concebir la vida como un servicio es la mejor actitud para conseguir hacerlo bien”. Totalmente de acuerdo. Sólo una idea: es importante tener en cuenta la componente del tiempo en la provisión del servicio. Acostumbra a valorarse más lo inmediato que lo futuro. Así, si necesito agua, el máximo valor será obtener esa agua. Pero hay casos en que lo inmediato no se alinea con el largo plazo. Entonces, la valoración de un buen servicio a corto se valorará mal aunque a largo plazo se enmiende.
Has hecho la pregunta correcta: “¿Y cómo saber si soy o no mejor persona?”. Pero la respuesta, dependiendo del marco temporal, puede tener diferentes respuestas. Dependerá el reloj con el que mire quien valore.
Como siempre excelente post. Feliz año a todos. Gracias Miguel.
Gracias Juan Carlos. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Evidentemente una cosa que sea un servicio a corto plazo que deteriore a alguien a largo plazo, no se puede considerar una acción de servicio.
Saludos,
Miguel Angel