Recuerdo que me ha pasado en varias ocasiones. Precipitarme al juzgar alguna situación. En un asunto profesional, hace ya años, surgió un conflicto entre dos personas. Conflicto que me afectaba indirectamente. Una de estas personas vino a hablar conmigo y me explicó el asunto. Enseguida me hice una composición de lugar y vi quien era el culpable del conflicto.
Me equivoqué. Había oído solo la versión de una de las personas. El juicio que hice estaba basado en datos parciales, sesgados y malinterpretados. Afortunadamente no me tocaba intervenir pues solo me afectaba indirectamente. Así que, por suerte, mi error de juicio no tuvo ninguna consecuencia.
En otra ocasión, un amigo que conozco mucho me contó otra situación de conflicto en su empresa. En esa situación estaban involucrados dos profesionales que también conocía yo. Conociéndolos, enseguida supuse lo que estaba pasando. Uno de ellos estaba acosando laboralmente al otro. Otra vez me equivoqué. Nada de acoso. Resulta que este otro, muy amable en la vida diaria, en el entorno profesional, que yo desconocía, era insoportable y era el generador del conflicto.
Pensando en ambos hechos, me di cuenta que las personas a las que había juzgado favorablemente eran personas que me caían simpáticas y las que había considerado culpables, no es que me cayeran mal, pero tampoco me unía a ellos una especial amistad.
Dos conclusiones extraigo de estas experiencias. La primera es que para juzgar una situación hay que escuchar a todas las partes implicadas. Y la segunda que ojo, que solemos ponernos de parte de las personas que nos caen mejor. El que alguien nos caiga bien, no es garantía de que sea la parte inocente en un conflicto. También es una buena práctica el no juzgar cuando no nos corresponde hacerlo. Hasta el jueves que viene.
De tu artículo yo tambien quisiera resaltar el hecho de la gran capacidad de empatia y simpatia que tienen algunos. Y de las habilidades comerciales que ello representa y que se utilizan de forma generalizada en todos los aspectos del trabajo y de la vida. A menudo de forma abusiva, ya que ademas de vender el producto, debemos fabricarlo y entregarlo, y en eso los comerciales no participan.
Efectivamente Enric, también en ese ámbito hay que tener en cuenta todos los afectados.
Saludos,
Miguel Angel
Completamente de acuerdo, querido profesor. En mi experiencia personal como directivo siempre he querido poner en práctica la audiencia personalizada de las partes en conflicto y hay que reconocer que la realidad supera de largo a la ficción. En muchas ocasiones, sin mala fe por ninguna de las partes, cuando oyes la segunda versión parece ya no que los hechos sean diferentes, sino que los implicados vengan de planetas diferentes. La paciencia y la prudencia son siempre muy buenas consejeras ¡nada de juicios precipitados!
Paciencia y prudencia. Buenos consejos Pedro. En ambas situaciones de las que hablo en el post, juzgué precipitadamente y por eso imprudentemente. Y me equiviqué.
Gracias y saludos,
Miguel Angel
Buenos días, profesor:
Cuando dice que “Me equivoqué” y “Otra vez me equivoqué”, pasa por alto que usted no se equivocó, al contrario, las partes implicadas NO le dieron toda la información.
Tanto en mi vida personal como en la profesional, en los conflictos que me he tocador lidiar, he tenido ocasión de escuchar expresiones:
– Es que yo pensaba ….
– Es que yo creía …
– Es que fulanito/a no se aguanta ni él …
– Es que los de administración no tienen ni idea de como está la calle….
– Es que los vendedores no piensan en la empresa, solo en cobrar comisiones …
– Etc…
Con esto quiero decir, que cuando uno emite una opinión “tiene la información que tiene”, ni más ni menos.
Además, en los conflictos cada uno calla lo que quiere, y adapta la realidad en proporción a su cabreo.
Que disfrute de un buen fin de semana.
Saludos.
Muchas gracias Luis. Eres muy bondadoso al decir que no me equivoqué. Pero yo sigo pensando que sí que me equivoqué. Pues aunque, efectivamente, no tenía toda la información, si que sabía que solo había oído a una de las partes y que podía estar en situación de prejuzgar positivamente a quien me caía bien y menos positivamente a quien no me caía tan bien.
Muchas gracias por tu aportación,
Miguel Angel
Reblogueó esto en SER+POSITIVOy comentado:
“Dos conclusiones extraigo de estas experiencias. La primera es que para juzgar una situación hay que escuchar a todas las partes implicadas. Y la segunda que ojo, que solemos ponernos de parte de las personas que nos caen mejor. El que alguien nos caiga bien, no es garantía de que sea la parte inocente en un conflicto. También es una buena práctica el no juzgar cuando no nos corresponde hacerlo.”
Muchas gracias vik050.
Saludos,
Miguel Angel
Gracias a usted profesor Ariño por sus excelentes post que no tienen ningún desperdicio, son pedagogía pura para el crecimiento personal y empresarial. Lo sigo y leo con interés y satisfacción.
Reciba un cordial saludo.
Paz y bien.
Víctor Federico