Algunos directivos tienen una tendencia a actuar como si pudieran disponer de sus empleados para todo lo que necesiten. O por lo menos exigen de sus empleados en ambitos más allá de lo que la relación profesional requiere. Esto va desde dar por supuesto horarios más allá de lo estipulado como exigir actuaciones profesionales que superan las capacidades del empleado y que no eran esas actuaciones para las que se le contrató. A veces lo que sucede es que no se le dan los medios necesarios para realizar lo que se le pide y “que espabile”.
No importa. Parece que una vez contratado se le puede exigir cualquier cosa. Esto es una falta de respeto hacia el empleado, que por muy subordinado que sea no deja de ser persona digna de ser respetada y tratada con justicia. Esto puede suceder sin mala intención por parte del jefe. Que va pidiendo cada vez un poquito más, y llega un momento que lo que está pidiendo es mucho más de lo estipulado. Un jefe así tiene que pararse a reflexionar y ver si inconscientemente está exigiendo a su gente en ámbitos más allá de lo que debe exigir.
Otras veces este trato es fruto de una prepotencia chulesca por parte del jefe que piensa que por ser jefe puede tratar a sus subordinados como le da la gana. A veces sucede que como el jefe sabe que el empleado necesita ese trabajo y dificilmente va a encontrar otro puesto, especialmente en los momentos actuales, este jefe piensa que puede tratarle de cualquier manera. Incluso que su subordinado todavía tiene que estarle agradecido. En una situación así el principal perjudicado es el mismo jefe. Tendrá grandes insatisfacciones en su vida, fruto de su modo de actuar. y quizá viceversa, su modo de actuar puede ser fruto de no soportarse a sí mismo.
En cualquier caso reflexiona qué tipo de jefe eres y corrige si detectas que tienes algo que corregir. Hasta el jueves que viene y gracias por seguir el blog.
Buen artículo.
Para los jefes que lo hacen a sabiendas, que les sirva de toque de atención, para los que al leer este artículo duden, que se tomen cinco minutos, reflexionen y si es necesario mover el timón que no les tiemble el pulso.
Sr. Ariño, una vez más gracias por invitarnos a pensar.
Gracias José, siempre es bueno reflexionar sobre cómo estamos haciendo las cosas y rectificar lo que haya que rectificar.
Saludos,
Miguel Angel
Miguel Ángel, una vez más, un jueves más, gracias.
Hace una semana y pico he tenido que tomar una decisión. Los motivos de mi decisión son diferentes a “haber tenido un mal jefe”, pero supongo que me habrán causado una tensión interna parecida. Yo he decidido irme. Ayer fue mi último día y esta madrugada he escrito el siguiente post:
http://garvia.blogspot.com.es/2013/02/a-donde-vamos.html
Espero sirva de ayuda. Entre todos tenemos que tirar de esto adelante…
Miguel Ángel, sin duda, tu has aportado parte del fundamento sobre los que se basa mi decisión… ¡Gracias!
Luis, Te deseo un gran futuro profesional. Y si has madurado bien la decisión, pues adelante. Espero que el fundamento que haya aportado sea el correcto. En mis mensaje psolo procuro poner las cosas de las que estoy totalmente convencido.
Te deseo un gran éxito futuro. Entendiendo por éxito lo que en clase tanto hablamos sobre lo que es el éxito.
Un abrazo y enhorabuena. (He leido también el mensaje de tu blog)
Ya me irás diciendo cómo te va.
Miguel Angel
Aprender a decir no es un avance importante; con corrección, con amabilidad, pero sabiendo priorizar. Cada uno con nuestras actitudes podemos modificar el entorno y seguro que si el jefe no tiene mala idea, podemos hacerle reflexionar. En caso contrario la reflexión es ¿Debo seguir aquí?
Patricia, lo que dices nos es ni más ni menos que actuar con personalidad, y no conformarse con ser un juguete del jefe, lo cual es muy humillante. Así que efectivamente. Con amabilidad y corrección, poner las cosas en su sutio. A muchos jefes lo que les pasa es que no se han parado a reflexionar. No es que quieran utilizar y manipular a su gente, sino simplemente que no han pensado.
Muchas gracias,
Miguel Angel
Pues sí, por desgracia dada la situación actual, abundan bastante los prepotentes. Recuerdo de uno que tuve que me llamó estando de vacaciones con una chulería y prepotencia para preguntarme una cosa que tela. Me dieron ganas de colgarle y decirle 4 cosas más que esa chulería y prepotencia (cuando de buenas formas y por favor, hubiese ido todo mucho mejor).
Ahora mismo, lo tienen todos sus subordinados “enfilado”. Os podeis imaginar qué consecuencias le puede traer eso a él y a la empresa…
Raul, el ejemplo que muestras es una de las razones por las que empresas que podrían ser muy buenas no pasan de mediocres. El que manda no es consciente de potente poder de los amables comportamientos (amables comportamientos no significa falta de exigencia, sino quesignifica simplemente amable comportamiento)
Muchas gracias,
Miguel Angel
Muy interesantes, y compartidos, sus comentarios. Gracias por ponerlos en negro sobre blanco.
Gracias José,
Miguel Angel
La verdad es que todos conocemos gente así y lo que nunca sabemos es cual es el verdadero motivo de sa situación si como dice es que no se aguantan a si mismos o que simplemente plasman su impotencia.
Gracias José Luis, sea cual sea la razón, hemos de intentar no ser así. En mi no ya corta experiencia vital, lo que he observado es que son personas con grandes carencias afectivas y con grandes complejos, que los disfrazan con esa actitud prepotente.
Muchas gracias,
Miguel Angel
Hola a todos, lamento el retraso en contestar esta semana, pero me ha pillado un resfriado muy potente. Empiezo a estar mejor.
Gracias por vuestra paciencia,
Miguel Angel
En el contexto actual, cortoplacista, es mucho más fàcil que algunas organizaciones caigan en ello, porque el entorno favorece un clima donde lo único que importa es el resultado, nivel de exigencia máxima y los medios para conseguirlo ahora mismo son menos importantes (da igual la de sapos que se tengan que comer, porque como tampoco se van a ir). Lo que no tengo claro es de si hay necesariamente un problema de complejos detrás o simplemente una falta de ética profesional, por el hecho de adoptarlo como una estrategia de dirección valida
Carles, seguramente será unamezcla de ambos. Pero que hay una componente de complejo eso seguro.
Saludos,
Miguel Angel
[…] del trabajo deja de ser el mismo trabajo y su lugar lo ocupa el cumplimiento de unos objetivos. La vida del empleado se ha complicado y se le ha distraido de su principal función: realizar un buen […]
Hacía mucho tiempo que no escribía en este blog. Pero por aclarar algo de este tipo de jefes diré, que aquellos que son realmente conscientes de que sus subordinados son su “pequeña plebe” tienen, no solo grandes complejos de inferioridad, sino también un alto grado de prepotencia y maltrato. Se piensan que por el simple hecho de haberte contratado, le da derecho a todo y que le tienes que estar eternamente agradecido, cuando realmente, con tu trabajo y tu marcado grado de responsabilidad y buenhacer ya dejas más que pagada esa deuda. Nos quieren establecer una relación unilateral, cuando realmente es puramente simbiótica. El problema de estos tiempos que corren es que incluso a nivel empresarial se ha dado un paso para atrás de 50 años, en los que se intenta que vuelva a prevalecer el típico jefe cacique, Cabe decir, que todo éllo conlleva a una falta tremenda no solo de profesionalidad, sino de ética y respeto hacia los demás. Qué arma principal utilizan para poder dominarte?, tu empatía. Se hacen las víctimas para que puedas sentir que te necesitan y se justifican del trato que te dan en ese victimismo, volviendo una y otra vez a hacer llamamiento a tu empatía y compasión. Para mi, éso solo tiene un nombre, “maltratador”.Pero nosotros también tenemos nuestra parte de culpa, porque nuestra profesionalidad no debe superar el límite a lo personal. Tendemos mucho a confundir empatía con asumir responsabilidades. Nada más lejos de la realidad. La empatía solo nos tiene que servir para ponernos en el lugar de la otra persona, pero no para resolverle sus problemas. Eso depende de cada uno. No es cuestión de buscar en si culpables, más bien en aceptar nuestro grado de responsabilidad, y de aprender a poner limitaciones a las cosas.
Saludos Miguel. 🙂
Gracias María Elena por tu comentario.
saludos,
Miguel Angel