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No hay nada como tratar a la gente con amabilidad para que hasta los más huraños se vuelvan amables
. Lo volví a comprobar la semana pasada. Hemos estado haciendo unas pequeñas obras en casa este mes de agosto, y los obreros en un descuido han cortado el cable de internet, el de fibra óptica. Llamamos a la compañía que nos provee el servicio, y se presentó un empleado que no hizo más que quejarse de lo descuidados que son los obreros, del mucho trabajo que tiene, del poco dinero que cobra y de lo mal que está la vida.

Vi una oportunidad. Estaba solo en casa y empecé a interesarme por su trabajo, le ayudé a subir y bajar destornilladores e hilos para que no tuviera que estar subiendo y bajando él de la escalera. Le ofrecí un refresco. Me interesé por su familia, por sus orígenes. Comenté la suerte que teníamos los que por lo menos teníamos trabajo. Todo esto muy lentamente y poco a poco conforme iba realizando su trabajo. Sin atosigar.

Poco a poco se fue apaciguando. Se fue con una sonrisa y dando las gracias. Si a mitad de trabajo no aceptó un refresco, me dijo que iba a empezar a sudar, cuando se marchaba se lo volví a ofrecer y esta vez sí que lo aceptó. Vuelvo a decirlo, no hay como tratar a la gente con amabilidad para que los más huraños se vuelvan amables.

Al poco de marcharse el operario llamaron de su compañía para verificar si había quedado satisfecho con el trabajo. La pregunta final era valoración de 0 a 10. Propuse un 10. El operario había hecho muy bien su trabajo.

Conclusión de esta semana, ante un cascarrabias caben dos actitudes, responderle ariscamente e intentar esquivarle, con lo que no se le hace ningún favor, o bien mostrarle vía ejemplo que en la vida se puede ser amable. A mí esto último siempre me da resultado. Feliz vuelta al trabajo.

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Miguel Angel Ariño es Catedrático de IESE Business School y conferenciante, experto internacional en toma de decisiones, estrategia y liderazgo. Con más de 35 años de experiencia global, ayuda a Consejos de Administración y a la alta dirección a transformar la complejidad en claridad estratégica, impulsando un crecimiento sostenible y ético.

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16 COMENTARIOS

  1. Totalmente de acuerdo con lo relatado, el ejemplo es aplicado siempre.

    Una persona que por lo que sea «entra en tromba»… lo mejor es dejar que «pasee…» y poco a poco ganarlo. Si grita nosotros hablaremos más bajo (humildad) si se exalta intentemos aceptar nuestra torpeza en dicho asunto (doble humildad) sin pasarse ni ponerse en plan sarcástico. Así lo exponía El Principito en su cuento. Y contestando a Sr/Sra «Anónimo» si se reconoce y afirma el método, la práctica es cuestión de «experimentar» pequeños pasos, con el tiempo el ejercicio consciente se transformara en HABITO y vencerá las dificultades.

    Gracias por la atención, abrazos y saludos, Ramón.

    Nota: Buena Práxis Prof. M.Ángel, (felicidades), en el fondo se reto-alimentan ambos, y esa estipulación se «huele» en al entorno, así de sencillo, gracias.

  2. Pues sí, y suele ser mucho mas facil y menos costoso tomar esa actitud que ponernos bordes…..
    Lo sencillo que es hacer las cosas bien y con sentido común y lo que nos cuesta al ser humano !!!

  3. Perfecto. Estoy de acuerdo pero….hay que hacerlo con sinceridad porque si lo hacemos con esfuerzo resulta que el otro lo percibe y no logramos nada. Se necesita tener empatía, capacidad de comprender y de ponerse en el lugar del otro. Si tenemos esa capacidad no nos exigiremos esa conducta y todo será tal como lo cuenta Miguel, que evidentemente, posee esa modalidad.

    • Evidentemente Anónimo. Si no se hace con sinceridad es burda manipulación que tarda poco en descubrirse. Una prueba de si se hace con sinceridad o no es si esto se practica con personas que no te va a volver a encontrar.
      ¿quien eres? pues por lo que dices alfinal da la impresión que me conoces. ¿Te he dado clase?
      Saludos,
      Miguel Angel

  4. Tienes mucha razon. Y tambien me parece importante señalar los buenos comportamientos. Hace unos dias tuve ocasion de ver el comportamiento de un reponedor de DIA, más que atento con una señora muy mayor: le pregunto por su salud, por sus nietos y la acompañó en todo el recorrido para alcanzarle los productos y ayudarle con el carro. Alli mismo le di la enhorabuena por ser tan buena persona y busque al jefe del establecimiento para trasladarle mi impresión.

  5. Miguel, razón, tienes toda la razón del mundo y, además, los resultados te avalan.
    Por otro lado, un trabajador, máxime si tiene relación con clientes, debe siempre mantener una actitud positiva, nunca crítica con el trabajo y la empresa y transmitir una imagen impecable, pues es el principal enlace con el cliente y es la imagen de la empresa.
    Si como clientes y/o supervisores no subsanamos estas situaciones, es posible que las vuela a repetir.
    Personalmente, e insisto en que lo que hiciste tiene mucho mérito y lograste «alegrarle» el día, yo le hubiera directamente, y con buenas palabras, indicado que no estaba haciendo bien su trabajo y que no estaba transmitiendo al cliente la imagen que, posiblemente, su empresa desea que transmita. Creo positivo hacerle ver que no está haciendo bien su trabajo (en cuanto a actitud) para que, al menos, pueda ser consciente para siguientes ocasiones.

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